Mientras camina detrás de Marina, Sávio percibe que ella se dirige a la recepción, donde algunos de sus compañeros de trabajo también están reunidos. Él vacila por un momento, prefiriendo quedarse a la distancia y observar. Marina se acerca al mostrador, conversa brevemente con la recepcionista y luego se aparta, sentándose cerca de la entrada, como si estuviera esperando a alguien.

Sávio siente la rabia hervir en su pecho y quiere ir hacia ella para pedir explicaciones, pero el temor de ser visto por los compañeros y de que su imagen quede perjudicada, lo contiene. Entonces decidió permanecer allí al acecho, con los ojos fijos en Marina e intentando adivinar lo que ella estaba planeando hacer.

El tiempo pasa y, así como Marina no se mueve del lugar, sus colegas tampoco se marchan. Irritado y sin intención de dejar que esa situación se prolongue demasiado, él decide rodear por detrás de la recepción, notando que por aquel lado ninguno de los empleados lo vería acercarse. Con la mirada