Andressa toma el celular y comienza a deslizar la pantalla, fingiendo buscar una foto de su novio, pero en realidad solo está ganando tiempo para pensar en una excusa convincente. Mantiene los dedos en movimiento, mientras su rostro parece sereno, aunque su mente trabaja rápido en busca de una salida.
— ¿Puedo ser sincera contigo, Mari? — pregunta finalmente, levantando la mirada y sosteniendo el contacto visual con un toque de vacilación.
— Claro — responde Marina, notando que ella parece incómoda y hasta un poco tensa.
— Bueno… tú sabes que mi novio es bastante mayor que yo, ¿verdad? — continúa Andressa, con un leve temblor en la voz que suena calculado.
— Sí, lo sé — confirma, intrigada por el repentino cambio de comportamiento de la amiga.
Andressa baja la cabeza, soltando un suspiro y dejando que una expresión de vergüenza se instale en su rostro, como si estuviera a punto de confesar algo embarazoso.
— La verdad es que me da vergüenza mostrarte una foto de él… — dice en voz baja