La joven Karen salió a toda prisa de la oficina con dirección a la universidad donde estudia su hermana menor, Celia. Ese es el lugar que ella tanto ama y que luchó para poder ingresar, y su hermana, que tiene el privilegio para crecer en la vida y ella solo causa problemas y más problemas. Celia es una niña consentida y caprichosa y no le importa el daño que le hace a ella o a su padre solo con conseguir lo que desea.

La joven, al recordar su pasado, solo dejó escapar un largo suspiro de añoranza.

—La verdad es que no sé qué le pasa a esa descocada. Desperdiciar una oportunidad tan maravillosa de ser alguien en esta vida — murmuró enfadada la joven—. Lo que yo daría por estar ahora mismo en esa universidad.

Ella no se percató de que, mientras camina despreocupada por la calle, es observada por un hombre y su enigmática mirada está cargada de odio. Al momento de llegar a la parada del autobús, sus ojos buscaron algo que la inquietó, que sintió, pero vio nada. Todo eran almacenes, caf