Una joven lucha con todas sus fuerzas al ver las intenciones del hombre que intenta entrar por su puerta, y su instinto dice que, si él entra a su casa, todo estará perdido para ella.
De repente toda la situación cambió de manera brutal. El hombre decidido a cumplir sus sanos deseos, le dio un empujón a la puerta y ella cae sobre su culo dándose un fuerte golpe. Sus ojos se abren grande tanto por la sorpresa como por el dolor, pero el hombre no entra.
Sus piernas tiemblan y sus manos duelen debido al forcejeo que ella hizo en la puerta. Una discusión llama su atención y se levanta cojeando debido al golpe.
Karen había escuchado aquella discusión y sentía que su corazón quería salirse de su pecho. Era la voz de Gabriel y se escucha sobresaltada. Luego escucha una conversación que la pone en vilo, pero se mantiene al margen. Con mucha lentitud se acerca a la puerta y sus ojos miran al hombre que desafía a Miguel Eduardo.
—Lárgate, porque estoy a punto de partirte esa maldita cara...— ca