Naomi.
El tiempo pasaba volando, Rowan ya había aprendido a decir varias palabras y a caminar...
¿Por qué tuvo que ser un lobito con una velocidad de crecimiento triplicada?
Su poder estaba controlado, a veces solía mover sus propios juguetes y me enseñaba.
—Ven cariño, busquemos a tu padre —le dije.
Él estaba concentrado con su figura de acción. Me lanzó una mirada tierna, rogándome que le diera un poco más de tiempo.
—¿Un ratito? —pidió, haciéndome ojitos.
Negué con la cabeza, divertida.
—Rowan, pronto tu padre se irá por unos días y debemos aprovechar el tiempo que tenemos con él... —murmuré, cabizbaja.
Silas decidió que lo mejor sería que yo me quedara con el niño en la mansión para no exponernos al peligro, ya que Gauss nos quería a los dos.
—Bueno —Rodó los ojos, con fastidio.
Se levantó y tomó mi mano. Ya me llegaba por las rodillas, por lo menos me entendía y no se negaba a mis peticiones.
Caminamos escaleras abajo y cuando llegamos a la sala, no vi a Silas por nin