Naomi.
—¿Quieres decir que estamos conectados? —pregunté, incrédula—. ¿Literalmente?
Me mordí una uña. Era difícil comprender, porque hasta hace poco, yo vivía en un mundo normal, sin saber de la existencia de ciertas criaturas.
¿Estaba soñando?
—Sé muy sincera conmigo. ¿No sientes una especie de conexión cada vez que me ves o estoy cerca? —indagó, apoyando los codos sobre sus piernas—. Por favor, no te juzgaré. Es importante que me digas la verdad sin tener vergüenza.
—¿Q-quieres que me confiese? —Tragué saliva.
Estaba aturdida. Era demasiada información que procesar en tan poco tiempo.
—No de esa forma. Es normal que sientas que tu corazón me pertenece, y que causo en ti lo que los humanos llaman “enamoramiento” —comentó, con serenidad.
Se veía bastante calmado pese al tema serio que estábamos tratando. Si mi madre estuviera junto a mí, ¿qué pensaría sobre Silas?
Bueno, en vida, no dejaba de emparejarme con él. Su deseo se volvió realidad.
—Está bien —solté, derrotada—. Es