SCARLETT
La mañana del año nuevo, siempre desayunabamos en familia, incluso en pijama, si es que se le podia llamar desayuno a las 12 del día. - ¡Tía ya están los panqueques! - grité. - ¡Yo quiero huevos revueltos! - exclamó Dana. - ¿Dónde está la miel? - preguntaba Lauren. - ¡Yo quiero mermelada de fresa!- pidió Sofia. La cocina era un caos total y me encantaba. - ¡Scarlett, te buscan en la puerta! - gritó mi primo Lucien. - Estoy algo ocupada, dile que pase o que venga después. Salí al comedor, con un plato de panqueques calientes en una mano y la miel en la otra. - Rayos, pudiste haberme avisado Lucien. Ahi estaba John de pie, viéndome con mi cabello sujeto en un moño desordenado y en mi pijama de franela favorita de cuadros rojos y negros, de pantalon ancho y mangas largas. - Te ves absolutamente adorable - expresó con una sonrisa. Solté mi cabello apenada. - Es nuestro desayuno familiar. - Yo venia a invitarte pero. . . - Siéntate muchacho - lo invito el tío Elias, abrió una silla y prácticamente lo sentó en ella, yo quería fulminarlo con la mirada y mi tío solo se río. - Hay mucha comida, toma lo que quieras. Le di un plato y una taza, se sirvió café y un par de panqueques con miel encima. - Esto está delicioso, señora Gemma. - Los panqueques los hizo Scarlett y puedes decirme tia Gemma, te conozco desde que tenias como 6 años. - ¡Tia! - Anda Scar, sientate con tu amigo - me empujó por los hombros, sacándome de la cocina. - Disculpa, mmm, asi es nuestra mañana, nos gusta empezar así el nuevo año, todos juntos. - Es muy lindo, y dime ¿cuando regresas a Jacksonville? De pronto, todos se quedaron en silencio y me miraron, no habiamos hablado aún de eso. - Aún no lo sé, tenia unas vacaciones pendientes ¿Porqué? - Es que quería invitarte a Manhattan este fin de semana. - Oh, vaya. - Yo no tengo ninguna objeción - dijo tia Gemma. - Tampoco yo - expresó el tio Elias. 'Traidores' - pensé. ¿Que podía perder? - Claro, me gustaría. - Vendré por ti el viernes por la tarde y regresaremos el domingo, ¿que te parece? - Estaré lista. Siguió conversando con mis tios los traidores un poco más, mientras mi hermana y yo recogiamos todo de la mesa. Luego recibió una llamada y se levantó para responder. - Debo irme ya, les agradezco por su hospitalidad, Scar, vengo por ti el viernes. - Adiós John. Lo acompañé hasta la puerta, me despedí de él agitando la mano y cuando se fue, todos se rieron. - Crei que lo odiabas prima. - Calla Lucien. - Era tu nemesis - dijo Lauren. - ¡¡Tia Scarlett tiene novio!! - cantaron los niños. - No es mi novio. Dejé todo y fui a ducharme, él me habia visto en mi peor momento y me encontró ' adorable', pero eso me hizo sonreir, aunque fuera un tonto, estúpido y arrogante. *** El viernes por la tarde lo estaba esperando, hice una pequeña maleta con un par de cambios de ropa, mi pijama de franela y algunos articulos personales ¿Dónde se supone que me quedaría? ¿Tal vez en un hotel? Tendría que preguntáselo. Hacia las 5 de la tarde llegó en su todoterreno, la temperatura habia bajado solo un poco. - Se supone que habrá buen clima el fin. - Si, también lo vi. - Muchacho, cuida bien a mi Scarlett. - Si señor Elias Me despedí de mis tios con un abrazo, después subimos a su auto y emprendimos el viaje, era aproximadamente una hora de camino, pero John conducía despacio debido al frío. - ¿Y dónde me quedaré? - Mi departamento es grande, tiene dos recámaras, no creo que tengas problemas por quedarte ahí. - Pues un poco, si, apenas nos. . . -¿Nos estamos conociendo? Vamos Scar, te conozco desde que tenías 10 años. - Pero antes eras insoportable. - ¿Y ahora ya no? - Tal vez solo un poco menos. Se rió con ganas. Una hora después ya habiamos llegado. - ¿Aquí vives? - silbe - la 5ta avenida, nada menos. - Me gusta la vista. Pasamos por la seguridad del edificio. - Que tal Ben, es una amiga, se quedará conmigo en mi departamento. - Claro señor Anderson- dijo sonriente. - Seguramente traes a muchas chicas aquí. - La verdad no, me gusta mucho mi privacidad. El lugar no estaba nada mal, pisos alfombrados, grandes ventanas, una terraza, dos sofás que se veian muy cómodos y suaves, un televisor empotrado en la pared y una gran cocina, y tal como dijo, habia dos recámaras, una junto a la otra. - Que bonito. - Muy bonito, mira vamos a ir al centro Roquefeller para ver el árbol de navidad gigante y de ahi. . . ¡maldición! - ¿Pasa algo? Miré a través de la ventana, habia comenzado a nevar, y no era algo suave, empezaba a acumularse en la calle rápidamente. - ¿Que hacemos? - ¿Tienes algo para comer? - Café, queso, pan tostado y jamón. - Eso es suficiente para mañana, es que muero de frío. Puso a trabajar la cafetera, encendió el televisor, y puso una comedia romántica. - ¿Te gustan esas? - le pregunté. - No especialmente, solo crei que te gustaría. Nos sentamos muy juntos, y en algún momento sentí su mano sobre mi hombro, no parabamos de reir, me había dado una frazada calientita, podía decir que estaba disfrutando de su compañía. Pasada la media noche, me declaré exhausta. - Creo que iré a dormir. - Siento que no hayamos podido ir, pero mañana saldremos, ¿está bien? - Esta bien - me acerqué, besé su mejilla y me sonrió. Me encerré en la habitación mientras me ponia mi pijama matapasiones, lavé mis dientes y me acosté. Sin duda habia sido una excelente noche.