JOHN
Me desperté muy temprano, mi cuerpo ya estaba acostumbrado a eso, haria un poco de ejercicio, me subi a la cinta y corrí un poco, después me duché, no sabia si Scarlett ya se habia levantado y tampoco quería presionarla. La nieve se habia acumulado en las calles la noche anterior, asi que llamé a Ben y le pedí que consiguiera desayuno para dos. - Gracias Ben - dije dándole un billete de propina, cuando me trajo el encargo hasta mi puerta. - Por nada señor - me guiño el ojo y se fué. Cuando la princesa despertó ya tenía todo listo. - Se enfria, debes tener hambre. - Mucha, ¿Y que hacemos hoy? - Podemos ir a central park después de desayunar. - De acuerdo. Mas tarde se calzó sus botas sobre unos jeans ajustados, vaya que tenía unas hermosas piernas, se puso una bufanda color vino y su abrigo largo. Salimos a la calle, realmente hacia frío y ella se abrazó a mí. - Creo que te faltó esto. Compré un gorro a un vendedor que pasaba y se lo puse en la cabeza, era del mismo color que su abrigo, y le sentaba fenomenal. - Te ves muy bien. - Gracias. Estaba muy cerca de su cara y no pude evitarlo. Me agaché y rocé sus labios, pidiéndole permiso, ella elevó su rostro a mi altura y entonces la besé, envolviéndola entre mis brazos. Que dulce era su boca, por años habia soñado con este momento, y al fin lo hacía realidad. - Siempre quise besarte - murmuré cerca de sus labios - superó mis expectativas. No la dejé responder y ataqué de nuevo su boca, no podia apartarme y tampoco quería hacerlo. - Volvamos a tu departamento. - Tienes frio. - Si. Al entrar nos deshicimos de los abrigos, se quitó sus botas con dificultad y casi se cae. - ¿Quieres esto Scar? - Si, John, también espere mucho por esto. - Oh, dios. Se sentó en mi cama, su pecho subia y bajaba de forma agitada, desabroché mi camisa poco a poco, porque tenia miedo de mostrarme. - Esto también supera mis expectativas John - dijo mirándome de arriba a abajo con ansias. La tumbé sobre la cama, besé sus labios y después su cuello, y por primera vez, toqué sus hermosos y bien dotados senos. - Esto es fantástico Scar. La desnudé por completo, sentía una conexión especial con ella, era algo distinto, algo que no podía explicar. Me puse un condón y la cubrí con mi cuerpo, estaba totalmente dispuesta para mí. - Por dios, Anderson, ¡tómame ya! - exigió. Me deslicé dentro de su cuerpo, haciéndola gemir. - Scar, te sientes tan bien. Ella me atrajo a su boca, y su lengua rozaba la mía, era tan jodidamente sexy. No me detuve hasta que su cuerpo estalló en el éxtasis, hasta que su placer se fundió con el mío. Lo hicimos varias veces durante la tarde, hasta que se quedó dormida. De verdad que no podía creer que ella estuviera en mi cama, desnuda bajo las sábanas. Era una jodida tentación. * - *Ben, ¿podrías pedirme cena para dos? Del restaurante italiano, ya sabes que me gusta.* - *Claro señor Anderson * Como media hora después tocó a mi puerta, llevaba mi pantalón de pijama y mi bata larga encima. - Alguna otra cosa señor- sonrió. - No Ben - le entregué el dinero, mas una jugosa propina. - ¡Oh gracias, señor, que pase buena noche! Después de que se marchó, fui a despertar a Scarlett. - Oye dormilona - la besé en la sien - la cena esta lista. - ¿Tu cocinaste? - dijo soñolienta. - Claro que no, no sé hacerlo. - Y si no sabes, ¿Porqué tu cocina es tan grande? - Venia con el departamento. Me empujó para que saliera de la habitación. - Sal ya, necesito privacidad. - ¿Qué? Por favor, ya he visto ese delicioso cuerpo tuyo por todas partes no me digas que. . . - Solo sal de aquí- exclamó riendo. - No tardes. Saque todo de la bolsa, dispuse unos platos y servi un poco de vino en unas copas altas. * - Hmmm, esto esta muy bueno,- dijo aún masticando - tengo mucha hambre. - ¿Te das cuenta de que solo hemos estado aquí encerrados? - Es tu culpa, no verificaste el clima. - ¡Lo hice! Recargó su cara en su mano. - Pero no me arrepiento de estar aquí contigo. - Tampoco yo. Pasamos a una conversación más ligera, en verdad que me sentia tan bien, tan despreocupado y relajado, me reia con ella recordando todas las travesuras que le hice. - Es que me gustabas tanto y no sabía como expresarlo, además tenia mucha presión, ya sabes, por ser un Anderson y eso, no podia mostrarme vulnerable. - Pero eso ya quedó en el pasado. - ¿Volverás a Jacksonville? La pregunta la incomodó porque su expresión cambió. - Creo que no deberíamos preocuparnos por eso ahora. - Esta bien. Lavé los platos mientras ella se duchaba, después volvimos a la cama y se enredó sobre mi cuerpo. Nos besamos con desesperación y volvimos a hacerlo, su presencia parecia tan irreal, y después me quedé dormido a su lado. Pero cuando llegó la luz del dia, ella no estaba en la cama, me levanté y la busqué, tampoco estaba su maleta ni su bolso, solo habia dejado sobre la mesa, el gorro rojo que le regalé ayer por la tarde. - ¿Que diablos pasó? La llamé a su teléfono y no respondió, lo intenté varias veces, pero era lo mismo. Me vesti y bajé a la recepción. - Ben, ¿viste salir a la mujer que llegó conmigo, la de cabello oscuro, con un abrigo rojo? - Si señor, se fue hace más de una hora, después de que su otra amiga subió a verlo. - ¿Amiga? ¿Qué amiga? - Su amiga . . . Lilian, señor. Golpeé la encimera con el puño, que pudo haberle dicho ella para que decidiera irse. - Ben, la próxima vez, no dejes subir a nadie sin que yo lo autorice, ¿entendido? - Si, señor Anderson. Tomé mi auto, y me fui directo a Elizabeth, pero el tráfico estaba muy pesado, intenté llamarla y seguía enviándome al buzón de voz. Tenia que encontrarla. No podía dejar las cosas así.