SCARLETT
Después de un breve paseo por el centro comercial y de comprar algunos regalos para mis sobrinos, fuimos a comer. - ¿Un restaurante de carnes? - No me digas que eres vegetariana. - Para nada, solo crei que optarias por algo más sofisticado - me reí. - Estamos muy informales para eso. Nos dieron una mesa, y no sé porqué motivo me sentía cómoda con él. - Quiero un sándwich de pollo y ensalada de patatas. - Combo de dos carnes y dos cervezas. Le entregó con cierta arrogancia la carta al mesero, supongo que el ser rico toda tu vida te da esa actitud. - Deberias ser más amable. - Es su trabajo. - Pero eres uno de los mejores abogados de Manhattan, tienes educación, deberias ser más amable. - Bien. El joven trajo las bebidas, lo miró y le dió las gracias. - ¿Satisfecha? - Mucho. Negó con la cabeza, no tenía porqué hacerlo, pero lo hizo. - ¿Porqué te fuiste a vivir tan lejos? -Porque no queria un revivir una y otra vez el accidente de mis padres, tú lo viste, el estar aquí me afecta mucho. Me observaba con interés, con la mejilla apoyada en la palma de su mano. - Pero no puedes huir para siempre Scar, ¿que va a pasar con tu hermana, con tus tios si te quedas lejos? Ellos te extrañan, lo vi en la cena. -¿Ahora lo sabes todo? - repliqué irritada. - Yo observo todo, ese es mi trabajo, darme cuenta de los detalles. - Lo sé, lo siento, tienes razón. Nuestra comida llegó, él se rió de mi cuando mi cara se manchó de aderezo, y después me rei yo, hacia tiempo que no me divertía tanto. - ¿Puedo probar? - le dije. - Adelante. Tomé mi tenedor y con sumo cuidado pinché un trozo de su carne y la metí a mi boca, estaba suave y deliciosa. - Hmmm, muy buena, ¿quieres del mio? - dije ofreciéndole de mi sándwich. - Creo que prefiero un poco de tu ensalada, gracias - aclaró frunciendo el ceño. - Oh, no me digas que eres de esos que no prueban nada que ya haya sido mordido. - Algo así. - Tomo nota de eso. Hablamos un poco más de lo que él hace, de porque vive en Manhattan y cual es su meta, y después, para mi mala suerte, hablamos de mí. - En realidad, soy la novata y solo escribo la sección de obituarios para el diario - me miró sorprendido - lo sé, es muy deprimente, pero eso no lo sabe mi tía, cree que hago super reportajes a lo Louise Lane o algo así y te advierto Anderson, - lo señalé con mi tenedor de forma amenazante - si mi tía se entera, sabré que fuiste tú y me vengaré haciendote mala publicidad. Soltó una carcajada. - No te atreverías Young. - No me tientes. Terminanos de comer y caminamos un poco por la acera, más tarde volvimos al centro comercial porque ahí habia dejado su auto. - Te llevo a tu casa. Iba a negarme pero ya comenzaba a hacer frío. - Te lo agradecería. Así que caminamos por el estacionamiento, las luces de un increíble jeep todo terreno de color gris se encendieron. - Está genial. - Lo utilizo por la temporada, no resbala por la nieve, es muy útil en este clima. Me abrió la puerta y subí a su auto, era bastante alto, muy amplio y los asientos se sentian muy cómodos. - Gracias por aceptar esto - me dijo - ¿Ahora somos amigos? - Si. - ¿Donde pasarás noche vieja? - En casa, con mis tíos, ¿y tú? - Igual, con mi familia. Después de conducir unos minutos, me dejó en la puerta de la casa de mis tios, y bajó conmigo. - Fue un placer estar en tu compañía Scar, deberíamos repetirlo alguna vez. - Claro John. Nos dimos la mano, subió a su auto y se marchó, me quedé un poco más de pie en la entrada hasta que lo perdí de vista. - Que bonito auto, Scar. - Me asustate tonta - le reclamé a Dana - solo fue amable, e hicimos las pases, se puede decir que ya somos amigos. - Asi se empieza hermanita, así se empieza. - Cállate. Entramos a la casa riendo, tomadas del brazo, mi hermana siempre era alegre, eso envidiaba de ella, que a pesar de todo, veía la vida de forma positiva. - Sabes que te quiero mucho hermanita - le dije. - También te quiero Scar. - Y yo las quiero a ambas - dijo mi tía Gemma, saliendo de la cocina y abrazándonos a las dos. No sé como pude ser tan obstinada y no venir a visitarlas, porque aquí me sentía rodeada de mucho amor. - Te quiero tía. *** Unos días después nos preparamos para la cena de fin de año, solo era para la familia, y los vecinos de al lado, una pareja mayor, ya que sus hijos nunca los visitaban y mi tía siempre compartía con ellos esta fecha. - Señor y señora Bastian, bienvenidos. De pronto el timbre de la puerta sonó y fui a abrir, pero no esperabamos a nadie más. - ¿Acaso te perdiste? - exclamé con sorpresa. - ¡¿Quién es Scar?! - ¡Es John! - le grité a mi tia. - Solo quería traerles esto, un pequeño presente, es un vino muy bueno, y unos quesos de mesa, espero que les guste.- dijo dándome con cuidado una gran bolsa de papel. - Gracias, ¿quieres quedarte a cenar? - Oh, no, ya debo irme o a mi padre le dará un infarto si no llego a tiempo a la cena. Tenia el cabello algo alborotado y se veia muy bien. - Muchas gracias. - Adiós y que tengas un feliz inicio de año.- se acercó y besó mi mejilla. Cruzó el patio, subió a su auto y se fue. - Scar, ¿tienes algo que decirnos? - preguntó mi tio. - Por supuesto que no, solo somos amigos, recientes por cierto. - Aja, lo que digas, dame eso. Una botella de vino tinto dulce afrutado, de los más costosos de la zona y una selección de quesos, eso es lo que había traído, mi tía rápidamente lo corto en trozos pequeños y lo puso sobre la mesa. Ese habia sido un hermoso detalle de su parte. Eso y el beso en la mejilla. Tenía que admitirlo, se habia vuelto un hombre agradable y muy atractivo.