Capítulo 4.

SCARLETT

Después de un breve paseo por el centro comercial y de comprar algunos regalos para mis sobrinos, fuimos a comer.

- ¿Un restaurante de carnes?

- No me digas que eres vegetariana.

- Para nada, solo crei que optarias por algo más sofisticado - me reí.

- Estamos muy informales para eso.

Nos dieron una mesa, y no sé porqué motivo me sentía cómoda con él.

- Quiero un sándwich de pollo y ensalada de patatas.

- Combo de dos carnes y dos cervezas.

Le entregó con cierta arrogancia la carta al mesero, supongo que el ser rico toda tu vida te da esa actitud.

- Deberias ser más amable.

- Es su trabajo.

- Pero eres uno de los mejores abogados de Manhattan, tienes educación, deberias ser más amable.

- Bien.

El joven trajo las bebidas, lo miró y le dió las gracias.

- ¿Satisfecha?

- Mucho.

Negó con la cabeza, no tenía porqué hacerlo, pero lo hizo.

- ¿Porqué te fuiste a vivir tan lejos?

-Porque no queria un revivir una y otra vez el accidente de mis padres, tú lo viste, el estar aquí me afecta mucho.

Me observaba con interés, con la mejilla apoyada en la palma de su mano.

- Pero no puedes huir para siempre Scar, ¿que va a pasar con tu hermana, con tus tios si te quedas lejos? Ellos te extrañan, lo vi en la cena.

-¿Ahora lo sabes todo? - repliqué irritada.

- Yo observo todo, ese es mi trabajo, darme cuenta de los detalles.

- Lo sé, lo siento, tienes razón.

Nuestra comida llegó, él se rió de mi cuando mi cara se manchó de aderezo, y después me rei yo, hacia tiempo que no me divertía tanto.

- ¿Puedo probar? - le dije.

- Adelante.

Tomé mi tenedor y con sumo cuidado pinché un trozo de su carne y la metí a mi boca, estaba suave y deliciosa.

- Hmmm, muy buena, ¿quieres del mio? - dije ofreciéndole de mi sándwich.

- Creo que prefiero un poco de tu ensalada, gracias - aclaró frunciendo el ceño.

- Oh, no me digas que eres de esos que no prueban nada que ya haya sido mordido.

- Algo así.

- Tomo nota de eso.

Hablamos un poco más de lo que él hace, de porque vive en Manhattan y cual es su meta, y después, para mi mala suerte, hablamos de mí.

- En realidad, soy la novata y solo escribo la sección de obituarios para el diario - me miró sorprendido - lo sé, es muy deprimente, pero eso no lo sabe mi tía, cree que hago super reportajes a lo Louise Lane o algo así y te advierto Anderson, - lo señalé con mi tenedor de forma amenazante - si mi tía se entera, sabré que fuiste tú y me vengaré haciendote mala publicidad.

Soltó una carcajada.

- No te atreverías Young.

- No me tientes.

Terminanos de comer y caminamos un poco por la acera, más tarde volvimos al centro comercial porque ahí habia dejado su auto.

- Te llevo a tu casa.

Iba a negarme pero ya comenzaba a hacer frío.

- Te lo agradecería.

Así que caminamos por el estacionamiento, las luces de un increíble jeep todo terreno de color gris se encendieron.

- Está genial.

- Lo utilizo por la temporada, no resbala por la nieve, es muy útil en este clima.

Me abrió la puerta y subí a su auto, era bastante alto, muy amplio y los asientos se sentian muy cómodos.

- Gracias por aceptar esto - me dijo - ¿Ahora somos amigos?

- Si.

- ¿Donde pasarás noche vieja?

- En casa, con mis tíos, ¿y tú?

- Igual, con mi familia.

Después de conducir unos minutos, me dejó en la puerta de la casa de mis tios, y bajó conmigo.

- Fue un placer estar en tu compañía Scar, deberíamos repetirlo alguna vez.

- Claro John.

Nos dimos la mano, subió a su auto y se marchó, me quedé un poco más de pie en la entrada hasta que lo perdí de vista.

- Que bonito auto, Scar.

- Me asustate tonta - le reclamé a Dana - solo fue amable, e hicimos las pases, se puede decir que ya somos amigos.

- Asi se empieza hermanita, así se empieza.

- Cállate.

Entramos a la casa riendo, tomadas del brazo, mi hermana siempre era alegre, eso envidiaba de ella, que a pesar de todo, veía la vida de forma positiva.

- Sabes que te quiero mucho hermanita - le dije.

- También te quiero Scar.

- Y yo las quiero a ambas - dijo mi tía Gemma, saliendo de la cocina y abrazándonos a las dos.

No sé como pude ser tan obstinada y no venir a visitarlas, porque aquí me sentía rodeada de mucho amor.

- Te quiero tía.

***

Unos días después nos preparamos para la cena de fin de año, solo era para la familia, y los vecinos de al lado, una pareja mayor, ya que sus hijos nunca los visitaban y mi tía siempre compartía con ellos esta fecha.

- Señor y señora Bastian, bienvenidos.

De pronto el timbre de la puerta sonó y fui a abrir, pero no esperabamos a nadie más.

- ¿Acaso te perdiste? - exclamé con sorpresa.

- ¡¿Quién es Scar?!

- ¡Es John! - le grité a mi tia.

- Solo quería traerles esto, un pequeño presente, es un vino muy bueno, y unos quesos de mesa, espero que les guste.- dijo dándome con cuidado una gran bolsa de papel.

- Gracias, ¿quieres quedarte a cenar?

- Oh, no, ya debo irme o a mi padre le dará un infarto si no llego a tiempo a la cena.

Tenia el cabello algo alborotado y se veia muy bien.

- Muchas gracias.

- Adiós y que tengas un feliz inicio de año.- se acercó y besó mi mejilla.

Cruzó el patio, subió a su auto y se fue.

- Scar, ¿tienes algo que decirnos? - preguntó mi tio.

- Por supuesto que no, solo somos amigos, recientes por cierto.

- Aja, lo que digas, dame eso.

Una botella de vino tinto dulce afrutado, de los más costosos de la zona y una selección de quesos, eso es lo que había traído, mi tía rápidamente lo corto en trozos pequeños y lo puso sobre la mesa.

Ese habia sido un hermoso detalle de su parte.

Eso y el beso en la mejilla.

Tenía que admitirlo, se habia vuelto un hombre agradable y muy atractivo.

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