Si la vida te da limones...
Mi hermana era una mujer muy sabia, para su corta edad, por eso su partida fue doblemente dolorosa al saber que su corazón no pudo resistir dentro de mi cuerpo. Fue como si ella muriera dos veces.
¡Diablos! De verdad que lo había intentado todo para mantenerme sano. Comía bien, hacía ejercicio y tomaba mis pastillas con regularidad, pero lo que no sabía era todo lo que el cuerpo de mi hermana había sufrido por tanta droga que ese imbécil de Apolo le había dado y cuando ya mi cuerpo no soportó más, tuvimos ese accidente con George.
En ese tiempo no dimensionaba la necesidad de vivir más allá que, literalmente, lo que hacía era sobrevivir.
No tenía expectativas más que levantarme cada mañana, pero eso cambió años después de mi segundo transplante.
A mi vida llegaron dos personas que me llenarían ese vacío que ni siquiera sabía que tenía y ahora venía otro en camino, uno que ni en mis mejores espectativas pensé, un hijo o hija fruto del amor más puro que algui