Es extraño no ver al doctor ricitos en la habitación de mi hijo, pero por lo que me contó Nicco, él ha estado con mucho trabajo.
-¿Qué miras tanto hacia la entrada mami? ¿Se te perdió algo o más bien alguien?
-Oh, nada, nada, cariño. Solo que me imagino que la doctora Scott vendrá a verte y contarnos cómo van las cosas.
-Sí, mami. Y yo soy spiderman después del chasquido de Tantos y todo eso, pff...
-¡Niccola Piaggio!
-No he dicho nada que no sea verdad mamita, tú estás preocupada porque Nathan no ha venido, pero ya te dije que era porque estaba muy ocupado, pero muy ocupado.
-Eso no es cierto, Nicco.
-Lo es y lo sabes, sino no me hubieras llamado por mi nombre completo.
-Eres insufrible.
-De tal palo, tal astilla, mami.
-No puedo contigo.
-También lo se, mamita y me encanta, pero bueno, ven siéntate aquí conmigo a esperar. Te aseguro que te puedes llevar una sorpresa.
Y dicho y hecho después de media hora de conversación con mi niño apareció él, vestido en su bata blanca y con unas o