DANIELA MOLINA
Tenía frente a mí a Lucas, quien esperaba que le contara la verdad sobre mi historia con Mariano. Para mí era muy difícil hablar de lo sucedido, pero ya no quería que Lucas pensara lo peor de mí. Ahora que sé que este bebé es mío y de Lucas, espero poder tener una buena relación con él y que conozca toda la verdad.
—Ojalá pudiera tomar algo fuerte... Quisiera tener algo de valor.
—Solo dilo. Te prometo que no te juzgaré, solo dime la verdad.
—Está bien —tomo aire y comienzo a contarle la historia de Mariano—. Tú sabes que estuve muchos años en un orfanato. Hasta mis 18 años, cuando al fin cumplí la mayoría de edad, ellos me echaron a la calle. Me tocó muy difícil porque no conocía la vida adulta. No tenía a nadie, dormí muchas veces en la calle, expuesta a que me pasara algo. Trabajé en bares de mala muerte donde muchos hombres intentaron propasarse conmigo, pero gracias a Dios nunca pasó nada. Hasta que un día conocí a Mariano.
Ese día estaba atendiendo a un cliente y