Atravesaron el gran vestíbulo de la Plaza mientras todos los presentes los miraban. Amelia sintió que sus mejillas se sonrojaban de inmediato, sujetando con cierta fuerza el brazo de Alexander.
- Amelia, te estás clavando las uñas. - murmuró él en tono dolorido.
Ella aflojó el agarre, volviendo los ojos hacia Alex.
- Lo siento -dijo-. Todo el mundo está mirando. - comentó ella, sintiendo la mano de él apoyada en su espalda, justo por encima de la cadera.
- No pasa nada -dijo él-. No te preocupes. - respondió él, besándole el pelo.
- Perdona. Se suponía que debía calmarte a ti, no al revés. - Pronunció ella, encontrándose de inmediato con la mirada comprensiva de Alex.
- No te preocupes. - le susurró al oído. - Están mirando porque estoy caminando junto a la mujer más hermosa de esta sala.
Amelia sonrió, moviendo la cabeza negativamente.
Caminaba a su lado, terriblemente molesta por la gente que los miraba. Deseó poder decirles que miraran a otra parte.
A lo lejos, Ethan y Benjamin ca