Avy no podía dejar de pensar en su pequeño mientras conducía hacia la dirección que Claribel le había dado. Sentía un torbellino de emociones dentro de ella: miedo, esperanza, y una creciente determinación de recuperar a Máximo. Sus manos temblaban ligeramente sobre el volante, pero su mirada estaba fija en el camino. Había pasado demasiado tiempo sin él, y esa separación la estaba destrozando.
La dirección que Claribel le había dado la llevó a un barrio apartado, lejos de la vista de cualquier testigo. La casa, al principio, parecía vacía y desolada, pero había algo en el aire que la hizo sentir como si fuera un escenario preparado para un acto siniestro. Avy, nerviosa, miró alrededor mientras caminaba hacia la entrada. El silencio de la calle se sentía pesado, como si el mismo universo estuviera esperando el siguiente movimiento.Su corazón latía con fuerza mientras apagaba el motor del coche. Se tomó un momento para respirar profundamente antes de salir del vehículo.