El reloj avanzaba con desesperante lentitud para Marcus. Mientras hablaba con Eliezer sobre lo que había ocurrido, sentía un silencio en la casa. Marcus comenzó a sentirse inquieto, las piezas del rompecabezas no encajaban. Fue entonces cuando vio el teléfono de Avy sobre la mesa.
Avy no estaba cerca. Tal vez había salido al jardín y seguir buscando a Max, pero su instinto le decía que algo no estaba bien. Sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Decidido, comenzó a buscar en la casa, revisando cada rincón con más desesperación.Fue al llegar a la sala donde vio algo que lo hizo detenerse en seco. Sobre la mesa había una hoja de papel arrancada, con unas letras garabateadas que, a simple vista, parecían sin sentido. Sin embargo, algo en el mensaje lo hizo concentrarse en esos símbolos. La dirección estaba ahí, oculta en esas letras, un código simple pero eficiente. El pánico se apoderó de él cuando reconoció el lugar: un barrio apartado donde Claribel tenía viej