Mientras Claribel perfeccionaba su plan, Marcus y Avy seguían adelante con los preparativos de la boda. No sabían que, en las sombras, el peligro acechaba, esperando el momento adecuado para atacar. El pequeño Máximo, ajeno a todo lo que se cocinaba a su alrededor, vivía su vida felizmente, disfrutando de la cercanía de su madre adoptiva, Avy, y la protección de Marcus.
Una tarde, mientras Avy y Marcus paseaban por el parque con Máximo, disfrutando de su tiempo juntos, algo en el ambiente cambió. Un extraño sentimiento de inquietud envolvía a Avy, una sensación de que algo no estaba bien, pero no podía ubicar el origen de esa preocupación. Mientras tanto, Marcus, absorto en su hijo y en su felicidad con Avy, no veía señales de lo que se avecinaba. Sin embargo, ambos sentían que su mundo estaba a punto de volverse más peligroso. A miles de kilómetros de distancia, Claribel se reunía con sus colaboradores. Había diseñado el secuestro con detalles meticulo