ALGO AMENAZA AL AMOR

                         Capítulo IV

             Algo amenaza el amor

A Harold le preocupaba la falta de noticias de Margot, hacía dos días que nole respondía había ido a su casa, pero se había mudado según su casero. ¿Había sido todo, una broma pesada?, no, sus besos y sus caricias eran verdaderas, de eso estaba seguro él. Se paseaba nervioso por el despacho y su ayudante, que de habitual lo veía tras su mesa imperturbable, estaba perplejo ahora. Nunca lo había visto nervioso tan siquiera.

-Peter, -le llamó Harold a su ayudante- venga tengo algo que hacer urgente y necesito su ayuda.

-Dígame señor Ebelgrade, -le respondió.

-Verá es un encargo de carácter personal no        tengo a nadie de confianza salvo usted. Hace cinco días recibí una carta extraña,

-¿Un anónimo señor?

-Sí, algo así pero era más una amenaza de suicidio que contra mí, la cuestión es que había un número en el reverso y llame´, era una mujer, quedamos en Picadilly, en ese sitio tan elegante, el Criterion. Cenamos, bailamos…

Peter escuchaba atentamente, sin saber qué le preocupaba o cual era el problema en sí.

-El caso es que todo iba como la seda, pero hace dos días ella despareció. No llamó, no respondió whatsapps y…

-¿Probó a ir a su casa, sabía su dirección señor?

Sí, Peter, pero estaba vacío su apartamento, su casero dice que pagó el importe que debía y se fue. Ni muebles mi nada que indicase a donde podría haber ido.

-¿Y en qué puedo serle de ayuda señor?

-Verá quiero que se quede en el despacho, le pagaré las horas extras el doble, atento al teléfono, por si llama y atento también a mis llamadas será mi base de operaciones.

-Bien señor cuente conmigo, todo sea por el amor…

-Se lo agradezco mucho Peter. Ahora me voy, a ver si logro encontrarla.

Harold salió ajustándose la corbata y sudando a causa de los nervios que le dominaban. Pensó que ir a los lugares que solían ir ellos juntos quizás le diese la oportunidad de volver a verla. Paseó ante los almacenes Fortnum and Mason y se fijó en cada detalle de los escaparates. Pero no conseguía centrarse en algo que atrajese su atención. Se acercó al Criterion, que a aquella hora estaba naturalmente cerrado. Pero algo le vino a la mente, una idea absurda, pero quizás, estaba desesperado uy cualquier idea era buena en aquellos momentos.

-¿Era posible que fuese alguna clase se truco para transportar droga?, o para engañar a alguien, o…¡ufff! Eran ideas descabelladas no sabía ni qué pensar. Para una vez que salía de fiesta con una mujer hermosa  e inteligente desaparecía como por ensalmo. ¿Habría hecho algo malo sin saberlo?, quizás la molestó en algo pero estaba seguro de no haber sido grosero, atrevido ni nada que le pudiera ofender. Regresó a casa en su coche de empresa, el chófer estaba sorprendido por su nueva actitud, nervioso hablador…nada habitual en él.

-Peter, ¿ha llamado ella?

-No señor,-sonó la voz del interpelado al otro lado del teléfono-solo han llamado de Frankfurt y de Whasington. Me quedaré aquí hasta que retorne, me ha traído comida del snack la señorita Steward comeré sin moverme de su despacho.

-No sabe cuanto se lo agradezco, no creo que pase nada, pero al menos me da tranquilidad tener todo bajo cierto grado de control.

Una vez en casa rememoró cómo se conocieron, miró la famosa nota que les unió una y otra vez, y nada, ni una pista, aquí en la realidad no había ningún Hércules Poirot ni ningún Adrian Monk al que recurrir. Estaba solo ante el enigma, porque estaba seguro de que aquellas cartas tenían y mucho que ver con la desaparición de Margot. ¿Cómo pudo alguien conocer las direcciones de ambos y qué obtenían con su unión? , Vamos a ver Harold, piensa,-se forzó a pensar con claridad mental para tratar de obtener respuestas.

En la oficina de Harold Peter recibía una llamada que le iba a compensar el tiempo dedicado, que él creía era en vano hasta entonces.

-Soy el casero de la señorita Margot, he encontrado algo que creo será de su interés, señor…

-Harold, es el señor Harold Ebergrade. Soy su ayudante estoy a cargo de sus llamadas por si surgía algo así, llegará en breve.

-Verá al limpiar el apartamento para poder realquilarlo de nuevo, encontré un trozo de papel con media dirección y un número de teléfono, quizás pueda encontrar en él a su novia…

-Desde luego, dígame cuando puedo ir a recoger ese trozo de papel es importantísimo para el señor Harold.

Peter llamó a Harold de inmediato y éste por fin pudo esgrimir una sonrisa, ¡tenía una pista de Margot!

El casero les recibió a los dos, en el antiguo apartamento de Margot. En sus manos tenía un trozo de papel con un número de teléfono.  

-Es maravilloso podré llamar y ver qué sucedió. Harold salió despidiéndose del amable casero y subió junto a Peter en la parte trasera del automóvil.

-Peter voy a llamar, no puedo esperar, ¿cree que será su nuevo número de teléfono?

Harold llamó y comenzó a sonar al otro lado el sonido monocorde de la llamada. Una voz masculina sonó y Harold colgó rápidamente.

-Creo que he hecho una tontería `porque mi teléfono quedará registrado en el de ese hombre… bueno llama…

No pudo terminar la palabra cuando su móvil sonó estridente.

-Dígame.

-No, dígame usted acaba de llamarme y ha colgado.

-Perdone, creí que sería el número de mi amiga Margot pero vi que no, y no quise molestar.

-Espere ¿Ha dicho Margot?

-Sí, ha desaparecido y me preocupa que le haya sucedido algo.

-Vino hace dos días muy alterada preocupada porque decía que le habían estado molestando en su apartamento, tirando piedras a su ventana, y dejándole anónimos. Dijo que quería poner tierra de por medio y estuvo aquí una sola noche. No puedo decirle más no me dejó dirección ni teléfono alguno.

-Gracias al menos sé algo más.

A Harold le sonó aquella historia a algo poco creíble pero desde luego aquel hombre estaba de alguna manera vinculado a Margot. Localizó en el móvil la zona en que se encontraba su receptor de llamada. Estaba alejada del apartamento de Margot. Si se la habían llevado a la fuerza era lógico que no se quedasen cerca para no ser localizados con facilidad. Le convenció a Peter de que le ayudase en sus pesquisas y éste, vio la oportunidad de vivir lo más parecido a una aventura. Así que accedió sin presentar mucha resistencia. Se dirigieron al área de donde había provenido la llamada y se percataron de que se trataba de una zona de naves industriales. No sería difícil introducirse con la excusa de estar buscando inversores, Se dividieron quedando en un punto concreto, el aparcamiento del polígono. Durante las siguientes dos horas visitaron a dieciocho empresas, y consiguieron tres inversores, pero ni rastro de quien podría haber respondido a la llamada. En el coche, Harold desilusionado le contó lo ocurrido con Margot en un intento de ver si Peter conseguía desentrañar o ver algo que a él se le hubiera pasado por alto.

-Discúlpeme señor Ebergrade pero es extraño recibir una carta como esa y más aún que funcione la relación. Parece cual si hubiese sido un montaje para algún fin específico y que no supiera usted de qué se trataba.

-Sí, lo he pensado muchas veces, pero era tan…tan…

-El amor es una faena, te deja sin aliento primero y con el corazón herido después.

-Pareciera que hubieses sufrido mucho por amor Peter-le tuteó.

-Tuve una novia hace un año, era muy atarctiva, me sentía en el cielo mismo cuando estaba con ella pero me dejó por un amigo de ella que andaba detrás. Me sentí morir. Desde entonces no quiero tener más parejas, mejor solo que mal acompañado, ¿no le parece?

-Bueno mirándolo así…este caso es diferente, aunque creo que terminará tan mal como el tuyo Peter, ah, por favor tutéame, será más fácil.

-Veremos aún es pronto para saberlo.

Apartamento de Margot…cuatro días antes

Margot estaba enamorada, por primera vez en su joven vida. Harold la mimaba la hacía sentir una reina y eso la envolvía como en halos de felicidad. Estaba reorganizando sus cosas en el apartamento para tener más espacio. Entonces vio en una caja una fotografía era un viejo amigo, ¿qué habría sido de él?, bueno le dejó donde estaba y siguió con su tarea.  El timbre sonó y la sacó de su abstracción. Fue a abrir y ante ella, ¡sorpresa era su amigo, el de la fotografía!

-Margot, estás muy guapa, hace tiempo que no sé nada de ti, me dijeron que vivías aquí y decidí visitarte, no sé si he hecho bien. 

-¡Claro!, siempre es agradable ver a un antiguo amigo. ¿qué es de ti?,

Entra, estaba ordenando cosas, nada importante. ¿qué quieres tomar?, tengo Brandy español y champán francés.

-Vaya estás bien provista una copa de Champán si tienes una botella abierta estaría bien.

Margot sacó de la vitrina del mueble de su salón un par de copas altas de cristal tallado y sirvió champán que tenía en el frigorífico.

-Bueno tú me dirás…

-Estoy instalándome en Londres antes vivía en Edimburgo. Me han ascendido en la empresa he alquilado un apartamento en Nothing Hill.

Margot se levantó para traer algo para picar y entonces Delan, que así se llamaba su amigo, echó algo en la copa de ella. Margot regresó con una bandeja con macarons franceses y le ofreció. Delan tomó un par de ellos y comió.

-Brindemos por habernos reencontrado Margot, -le pidió Delan.

Las copas entrechocaron y Margot bebió un largo trago de champán. Siguió hablando por un par de minutos pero sintió que la vista se le nublaba y que perdía el conocimiento. Se quedó inconsciente y Delan se dispuso a espera para abandonar de noche con ella en su automóvil el apartamento. Nadie pudo ver nada que n o fuera a una chica borracha a la que su novio acompañaba y acomodaba atentamente en la parte trasera del coche. AAl día siguiente Margot llamó a su acsero.

-LO siento pero me trasladan a otra cadena y he de abandonar Londres, un amigo irá por mis cosas y le abonará el monto de lo que le que debo.

Al casero no le apreció extraño, le había pasado de todo a lo largo de su dilatada experiencia como tal y simplemente sintió que una chica tan atractiva se marchase tan pronto. Un camión de mudanzas llegó al día siguiente conducido por Delan que pagó religiosamente lo acordado con el casero. El apartamento quedaba vacío y listo para ser alquilado una vez más.  Ahora tras la llamada de Harold y su posterior visita estaba intrigado ¿y si la habían secuestrado delante de sus mismas narices? Empezaba a sentirse engañado, más bien burlado. Decidió llamarle y ver si ya había aparecido Margot.

-Sí, dígame…

-Soy Dexter el ex casero de Margot, quería saber si ya había aparecido es que rememorando lo acaecido me he quedado intrigado, ¿no la habrán secuestrado verdad señor?

-Pues no, no ha aparecido y creo que en verdad sí, la han llevado por la fuerza a algún sitio.

-¡Santo Dios!, y yo creyendo que se había mudado, pero si hasta vino un camión de mudanzas para llevarse sus cosas.

-¿Recuerda que casa de mudanzas era a la que pertenecía el camión?

-Sí, era “Moving Center”, no la conozco la verdad, pero como cada día surgen nuevas empresas…

-Gracias si sé algo le llamaré, investigaré esa empresa de mudanzas.

Harold miró en el libro de empresas que tenía en su despacho y nada era como si nunca hubiera existido tal empresa. Estaban como al principio.

-Esto es sospechoso habrá que mirar en donde alquilan furgonetas o camiones de ese estilo y ver donde colocan los letreros que puedan expresar Mudanzas en su exterior. La lista era muy larga pero tendría que acortarla de alguna manera así que empezó por eliminar los camiones demasiado grandes y había empresas que solo alquilaban de este tipo eliminadas, dieciocho quedaron ya fuera.  Las que solo alquilaban con conductor eliminadas, oras cinco quedaban fuera. Había dos que le llamaban la atención, eran pequeñas pero tenían justo lo que buscaba. Llamó a la primera y preguntó por un camión para mudanzas a ver cuanto le saldría alquilarlo un día entero. Tras conocer el precio, que era lo que menos le importaba naturalmente, llamó a la segunda y le dijeron que todos los camiones estaban alquilados preguntó si el día que desapareció Margot habían alquilado uno disimuló diciendo que su amigo lo había hecho en su empresa. Y sí, lo había alquilado ese día un caballero. Pero se negó a darle sus datos. Decidió ir en persona y ver qué podía hacer. 

La empresa estaba situada en el muelle, era por lo tanto discreta y sus ventanales miraban al Támesis. Entró y vio a una joven poco agraciada sentada tras una mesa con un viejo ordenador. Se acercó y se apoyó en la mesa a riesgo de mancharse con el polvo que en ella había.

-Buenos días señorita, ¿podría ayudarme con un problema que tengo?

-Pues no lo sé señor…

-Eberglade señorita Arnold Eberglade.

-¿Y en qué podría ayudarle?

-Verá mi amigo alquiló uno de sus camiones y se llevó por error algo muy importante para mí, era el retrato de mi difunta esposa Mildred no puedo estar sin él y…si pudiese decirme qué camión alquiló para recuperarlo…

-¡Ay señor Eberglade! No puedo darle esa información es confidencial.

-Comprendo es usted una buena profesional y hace su trabajo pero entiéndame debo recuperarlo, seguro que usted comprende que el amor es algo muy importante y se debe conservar a pesar de la muerte misma. Yo…-fingió llorar- necesito tenerla conmigo…

-Bueno, bueno no llore veré qué puedo hacer señor. Le puedo dejar ver el camión como si lo fuese a alquilar y así mira discretamente a ver si está su retrato.

-Es usted un ángel señorita un ángel. Le deberé siempre una.

   

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo