MILENA
Había pasado un mes desde que supe que me habían practicado una cirugía… y, más importante aún, desde que comencé a recuperar la memoria. Ahora sabía la verdad: soy Jarada. Soy esa mujer que todos creían muerta, esa mujer que desapareció de la noche a la mañana, arrancada de su mundo, de sus hijos, de su identidad.
Recobrar los recuerdos fue como caminar en la niebla: difuso al principio, pero luego cada paso se volvió más claro. Y ahora, con mis hijos a mi lado, me sentía bendecida… aunque ellos aún no sabían quién era yo realmente. Ni siquiera Derek lo sabía. Primero debía averiguar quién me hizo daño, quién planeó mi desaparición. Y cuando lo supiera, uno por uno pagarían. Todos.
Estoy casi segura que Laura tuvo algo que ver. Desde el primer día que la conocí, nunca me dio buena espina. Su sonrisa falsa, sus palabras dulces, su manera de querer acercarse como si fuéramos las mejores amigas. Y yo, tan ingenua, creí en ella. ¿Cómo no lo vi? Siendo hija de un conserje del gobie