Las horas pasan y el viaje se vuelve algo agotador para Liz. Finalmente, se queda dormida y ambos despiertan a la mañana siguiente, cuando el jet privado ya toca suelo. El guardaespaldas de Jack los despierta. Liz se levanta ansiosa por descubrir dónde están. En cuanto se abre la puerta del avión, Liz es la primera en bajar, mirando en todas direcciones, intentando adivinar el lugar.
—¡No me lo creo! ¿En serio? ¡Estamos en Brasil! —exclama, corriendo hacia Jack, sosteniendo su rostro mientras pega sus labios a los de él en un largo beso—. No puedo creerlo, ¿cómo sabías que siempre quise venir aquí? ¡Dios mío, nunca imaginé que podría conocer Brasil! Llevo tanto tiempo escuchando hablar de este lugar, pero nunca había estado aquí. Me han dicho que las playas son preciosas y que todo es muy animado. ¡No me creo que tenga el placer de conocerlo!
—¿Ves? Te dije que sería mejor así, ¿te gustó la sorpresa? —responde Jack, sonriendo—. Amor, en realidad, todo esto lo organizó mi madre. Ella p