Jack suelta las maletas en el suelo, toma a Liz en sus brazos y camina hacia la suite principal de este lugar paradisíaco, cuya belleza es incomparable y deja sin aliento. Al acostarla en la cama, besa sus pequeños pies, lanzándole una mirada seductora que ella responde con una sonrisa.
—Te amo, pequeña. ¡Eres mi vida! —dice, subiendo con besos por su pierna.
Liz se estremece al sentir los cálidos besos de Jack en su piel. Él la toma y cambia de posición, sentándola en su regazo. Deposita varios besos en la curva de su cuello, y Liz siente su cuerpo arder de placer. Las manos de Jack recorren su cuerpo y bajan hasta sus nalgas, apretándolas con fuerza para acercarla más, haciéndole sentir su erección. Liz siente un escalofrío y una corriente eléctrica recorrer su cuerpo. Jack lleva las manos a su espalda, baja la cremallera de su vestido y, lentamente, desliza cada tirante, dejando al descubierto su cuerpo desnudo. Se detiene un momento, admirando su piel clara.
—Eres justo como te im