—¡Dios mío, Jack! —Frida se lleva las manos a la boca—. Pobrecita Margot, estoy segura de que quedará desolada cuando se entere de lo que pasó. Quiera o no, era el nieto que crió como hijo, ¿no? Después de perder a su hija tan joven, no imagino cómo estará. Pero, lamentablemente, él se mereció lo que tuvo, porque si no hubiera tomado ese camino, estaría vivo y trabajando en el hospital. Le abrimos las puertas a ese chico, le dimos un buen trabajo, una buena estabilidad… Y mira cómo nos pagó, haciéndonos esto, causando tanto dolor y sufrimiento. Ahora, desafortunadamente, el destino le cobró muy caro por todo lo que hizo.
—Mamá, voy al hospital San Jorge. A Liz la llevaron allí. Si puedes despertar a Luiza y contarle lo que está pasando, porque voy corriendo para allá. Necesito llegar lo más rápido posible. No aguanto la ansiedad de poder abrazarla y decirle que todo estará bien.
—Está bien, ve, cariño. No hay problema. Yo aviso a Luiza y a Liam y también llamaré a Beatriz para contárs