—Entiendo, Luiza. Soy la persona que más entiende a Lis, pero no puedo evitar tener miedo por ella. No se trata de que pierda otro bebé, sino de que ella misma pueda perder la vida. Entiendes la situación. Lis es todo para mí. Es como mi aire. No puedo vivir sin mi aire para respirar. No te imaginas cómo me sentí cuando perdí a Lucca y pensé que también la perdería a ella. Ella es mi vida. Para mí, nada tenía sentido si la perdía, y quería morir allí también. Lo único que me mantuvo en pie fue la esperanza de que ella despertara y pudiera tenerla en mis brazos, escuchar su voz, sentir su olor. Eso fue lo que me mantuvo a su lado todo ese tiempo. Pero tengo mi parte de culpa. En mi cabeza, la idea de perderla cuando estaba embarazada de Lucca no se me pasó por la cabeza. Mi preocupación era solo que algo le pasara a él. No pensé mucho en ella, porque sabía que estaba bien. Pero en un embarazo posterior, tendré doble preocupación, porque estaré preocupado por la salud del bebé y también