Punto de vista de Serena
El viaje a casa fue tranquilo, pero no incómodo. Era ese silencio que te deja pensar en todo lo que pasó esa noche. Mi cabeza todavía daba vueltas con el recuerdo de la fiesta, las luces, el ruido y el simple hecho de haber estado ahí. Todo se sentía como un sueño.
Stevie estaba dormida a mi lado, recargada contra la puerta, todavía con el vestido de la afterparty. Ni siquiera me había dado cuenta de que Bill la había metido a la fiesta hasta que la vi caminando chueco hacia el carro cuando nos íbamos. La miré y no pude evitar sonreír viendo lo despeinada que estaba. Estaba totalmente ida, pero bueno, yo también estaría igual después de tomar tanto.
—Te echaste los tragos bien fuerte hoy, ¿eh? —le dije en broma, dándole un codazo suave con el codo.
Ella solo gruñó en respuesta, moviéndose en su asiento pero sin despertar del todo.
—Cállate, Serena —murmuró con voz ronca de cansancio, dejando caer la cabeza contra la ventana otra vez. Tuve que aguantarme la ris