Punto de vista de Bill
Me separé del abrazo de Claire, notando las líneas de cansancio en su rostro. Había estado acá muchas veces.
—¿Cómo está? —pregunté en voz baja.
—Está descansando —respondió Claire, con la voz cargada de emoción. Bajó la mirada, como intentando recomponerse—. Hace mucho que no tiene un buen día, Bill. Es difícil verla así.
Asentí, mirando hacia el pasillo que llevaba a la habitación de mi madre.
—Esperaremos a que despierte —dije suavemente, las palabras flotando en el aire. No estaba seguro de estar listo para enfrentarla, pero sabía que debía hacerlo.
Claire me dio un pequeño asentimiento agradecido, y tomé la mano de Serena, llevándola al jardín. El aire afuera era fresco, impregnado del suave aroma de las flores y la luz tenue de la tarde. Nos sentamos en un banco, dejando que el silencio nos envolvieran, pero una inquietud en mí no me dejaba ignorar lo que sentía.
Después de un momento, me volví hacia ella, incapaz de contener la pregunta que me carcomía.
—