Punto de vista de Bill
—Está por aquí en alguna parte. —Murmuré mientras revolvía los cajones.
Saqué papeles, recibos viejos y chucherías al azar, arrojándolos a un lado. Mi frustración crecía con cada segundo que pasaba.
Busqué más profundo, moviendo cuadernos viejos y bolígrafos. Luego abrí otro cajón, esperando encontrarlo allí. Sin suerte, así que lo cerré de golpe y pasé al siguiente.
Me froté la cara, sintiendo la tensión. Necesitaba encontrarlo, era la única manera en que Serena creería que yo era su amigo de la infancia.
Entonces me llegó la idea, de repente recordé dónde estaba y corrí hacia la pequeña caja de madera en el estante superior de mi armario. La bajé y la abrí, con el corazón latiendo fuertemente.
Y ahí estaba: la pulsera que le di a Serena cuando éramos niños.
La tomé con cuidado, dándole vueltas entre mis manos. Las conchas marinas, que antes eran brillantes, ahora se veían descoloridas, y el cordón estaba deshilachado en algunos lugares; se veía desgastada, env