Demonios, ya sabe que estoy aquí.
Miro a mi alrededor con nerviosismo sin saber qué hacer, y justo cuando pienso que debo irme...
—Maldición —murmura con una voz ronca, seguida de respiraciones entrecortadas que se repiten constantemente, y no puedo evitar llevarme las manos a la boca al darme cuenta de lo que está pasando ahí dentro.
Tengo que salir de aquí.
Me doy la vuelta y salgo rápidamente de la habitación, sintiéndome más desconcertada que antes. No esperaba eso, de verdad que no.
Mientras camino por el pasillo y regreso a mi escritorio, encuentro a Karen una vez más concentrada en su laptop. Agradezco que no me haga preguntas cuando levanta la vista y pasa junto a mí con una sonrisa, porque no pude hacer lo que me pidió.
Decido ir a la cocina, siento que le desagrada tenerme cerca en este momento, y lo último que quiero es provocar otro problema. Ya tengo suficientes.
No sé qué pensar… ¿Gérard estaba haciendo lo suyo? Dios mío, fue demasiado para mí, y peor aún, en la situació