—Si tuvieras una actitud un poco más agradable, quizá lo haría.
—No me importa si no lo hace, de todas formas.
—Debería importarte, es tu suegra.
—La única que importa y debe estar de acuerdo eres tú, Juliette —aseguró.
—¿Y cuál crees que habría sido la impresión de tus padres sobre mí? —fue una pregunta que de pronto cruzó mi mente, y supe que había cometido un error al decirla porque él se tensó de inmediato—. Olvídalo, no debí haber…
—Mi madre... estoy seguro de que le habrías caído bien —dijo, fijando la mirada en un punto como si recordara algo—. Mi padre, en cambio, simplemente no habría estado de acuerdo, era demasiado insistente en que me casara con una mujer de alta cuna.
—Entonces, no me habría aceptado en la familia —murmuré con una mueca—. Eso no suena muy alentador, no sé cómo habría reaccionado si tus padres estuvieran vivos...
Me detuve al notar la expresión en su rostro. Gérard parecía años mayor con esa carga en sus facciones.
—Perdón por tocar un tema tan sensible pa