Después de aquel encuentro con Kael, Lyra sintió que sus fuerzas comenzaban a agotarse. Aun así, en secreto, acudió a un médico de una manada vecina. Sin temor, le explicó lo que su cuerpo estaba experimentando. Pero lo que él descubrió, era algo que ni en sus sueños más lejanos habría imaginado.
—Lyra —dijo el médico, tras revisar los resultados—, tu loba está envejecida. Aún le quedan algunos años, pero ya es anciana.
Lyra esbozó una sonrisa melancólica.
—Eso no me sorprende, doctor. Lo sabía… pero no imaginé que el deterioro fuera tan rápido. Mi cuerpo se siente diferente. La verdad, no sé si todo se deba a eso.
El médico siguió observando los exámenes con atención. Sabía que Lyra era una loba especial, con una condición poco común… pero su cuerpo mostraba algo más. Algo inusual.
—Debemos hacer una ecografía para descartar cualquier otra causa.
—¿A qué se refiere con “otra causa”?
—Acompáñame —respondió, sin dar más detalles.
Lyra lo siguió por el pasillo en silencio, hasta llegar