LA DESCONFIANZA.
Rose bostezó y se levantó del sofá.
—Estoy cansada, y esos canales de finanzas, me dan mucho sueño. Vendré mañana —dijo mientras se despedía de todos.
Kael, con una sonrisa, seguía atento a las noticias, pero había algo en él que no terminaba de convencer a Lyra. No esperó a que Rose cerrara la puerta para lanzarle la pregunta.
—Kael, ¿esa quiebra tiene algo que ver contigo? —preguntó suspicaz.
—¿Qué te puedo decir, Lyra? WolfStreth es la principal fuente de ingresos de la manada, y también el pilar de las demás sucursales del país. Yo mismo las fundé —resopló, encogiéndose de hombros—. Si WOLF colapsa, Mirkay enfrentará una crisis económica muy seria. Y, por supuesto, todos en la manada se volverán contra él. Nadie quiere a un rey que no puede proveer.
Lyra abrió la boca, atónita por sus palabras. Kael siempre había tenido alma de conspirador, así que no le sorprendía la idea de que estuviera tejiendo una trampa contra su hermano. Tenía motivos, pero había algo en lo que él no era mu