VERONICA
—Bruno es el hombre más atractivo que he visto en mi vida —dijo Verona, mirándolo con admiración mientras él charlaba con nuestra madre—. ¡Es tan guapo y carismático! Me hace sentir como si estuviera en una película de Hollywood.
Me reí y mordí una manzana, tratando de parecer indiferente mientras observaba a Bruno con el rabillo del ojo. Mi madre parecía encantada de hablar con él, y él estaba siendo su habitual yo carismático, sonriendo y riendo con facilidad.
Cosa que me parecía extraño, ya que por lo general, era un dolor en el culo.
—Recuerda que tienes esposo —le recordé a Verona, tratando de mantener una actitud neutral mientras Angélica se limaba las uñas con una sonrisa en el rostro.
Angélica levantó la vista y se encogió de hombros.
— ¿Qué tiene de malo reconocer el atractivo de otros hombres? —preguntó—. No somos ciegas, sentimos. Y Bruno es definitivamente un hombre que llama la atención.
Verona asintió con entusiasmo, sus ojos brillando con diversión.
—Sí, es ver