VERONICAPaso su mano por mis glúteos, levantándome el vestido y suspire cuando la palma acaricio mis glúteos expuestos ante sus ojos.—Estas mojada—acuso y cerré mis ojos—tanto me deseas.—Me deseas, ¿verdad? —preguntó Bruno, su voz baja y sensual.—Sí, amo —respondí, mi voz apenas audible—. Te deseo con todo mi ser. Quiero sentir tus manos en mi piel, tu boca en la mía.Bruno se acercó a mí, su mirada intensa y ardiente. —Yo también te deseo —dijo—. Quiero poseerte, hacerte mía.Me sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo al escuchar sus palabras. Sabía que estaba dispuesta a entregarme a él, a dejar que me dominara y me hiciera sentir suya.—Por favor, amo —supliqué—. Tócame. Hazme sentir tuya.Bruno sonrió, una sonrisa lenta y sensual.—Lo haré —dijo—. Te tocaré, te besaré, te haré mía.Me sentí un poco temblorosa, pero también excitada por la forma en que me miraba. Sabía que estaba en sus manos, y que él podía hacer conmigo lo que quisiera. Y eso me gustaba.—Mi familia amo, podrí
VERONICA—Papá, por favor, no es momento para que discutamos —le dije, tratando de mantener la calma.—¿Entonces cuándo, Verónica? ¿Cuándo vamos a tener esta conversación tú y yo? —respondió él, su voz cargada de frustración.—No lo sé, pero no creo que sea este el momento. Hace tiempo que no vengo a casa y quiero pasar un día agradable con ustedes —intenté explicar.—No vienes a casa porque tienes miedo de afrontar tus deberes —afirmó él, su tono acusatorio.—No, no vengo a casa porque no quiero pelear contigo —repliqué, sintiendo cómo la tensión aumentaba.El ambiente se sentía cada vez más tenso. Amo a mi padre, pero nuestra relación siempre ha sido complicada. Me duele saber que nuestras discusiones son una de las cosas que más me afectan. En ese momento, deseaba poder disfrutar de mi visita sin conflictos, pero parecía que eso era algo que estaba fuera de mi alcance.—Papá, por favor, no es momento para discutir esto —dije, intentando mantener la calma mientras nos preparábamos p
VERONICA.—Hola, Verónica —dijo Bruno, su voz baja y controlada, pero con un tono de desagrado—. ¿Quién es... este? —La forma en que dijo "este" me hizo sentir incómoda, como si Azael fuera algo desagradable.—Este es Azael, un amigo —respondí, intentando sonar natural.Bruno asintió brevemente, su mirada recorriendo a Azael con desdén. Azael, sin embargo, se levantó y extendió la mano, sonriendo.—Mucho gusto —dijo, pero Bruno no respondió, simplemente ignorándolo.El silencio que siguió fue incómodo y pesado. Bruno se quedó allí, con una expresión ilegible en su rostro, mientras Azael y yo nos mirábamos nerviosamente.—Ya puedes irte —dijo Bruno finalmente, con un tono de voz que parecía una orden, sin siquiera mirar a Azael.Azael se quedó sorprendido, y yo me sentí incómoda por él.—Bruno, no tienes que ser tan grosero —le dije, intentando defender a mi amigo.Bruno me miró, su mirada intensa y desafiante.—No estoy siendo grosero, estoy siendo directo —respondió, su voz baja y co
VERONICABruno me tomó de la mano y me llevó a un lugar íntimo. Me sentó en una silla y se puso detrás de mí. Me susurró al oído, su voz baja y sensual.—No te muevas —me dijo—. Solo siente.Me sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Su voz era como una orden, y me gustaba. Me gustaba la sensación de estar bajo su control.Luego, me cubrió los ojos con una suave venda de seda. La oscuridad me envolvió, y mis otros sentidos se agudizaron. Sentí sus manos en mis hombros, y luego en mi cuello, acariciándome con suavidad.—Eres mía —me susurró al oído—. Solo mía.Su voz era como un susurro en la oscuridad, y me sentí completamente suya. Me sentí relajada, pero al mismo tiempo, mi corazón latía con fuerza. No sabía qué iba a pasar después, pero estaba dispuesta a dejarme llevar.Mi amo continuó acariciándome, sus manos moviéndose con precisión sobre mi piel. Me sentí en un estado de trance, como si nada más importara excepto él y yo. La oscuridad y la incertidumbre me hacían sentir más vi
VERONICAMe follaba muy duro, sin contemplaciones ni pudor.—Amo—no podía ver, pero si sentir su forma descomunal de darme como si quisiera desbaratarme.—Siénteme Vero, siente a tu amo partirte en dos—lo hacía, cada centímetro de su polla me invadía y provocaba temblores internos que me tenían con la mente perdida.No podía verlo, pero Me sentí nerviosa cuando presentía sus ojos en mi, como si pudiera ver más allá de mi exterior. Su mirada era intensa, me hacía sentir vulnerable. Me pregunté qué estaría pensando, si estaría viendo algo que no quería mostrar. Mi corazón latió un poco más rápido, sentí un cosquilleo en la piel. Me gustaría saber qué pasaba por su mente cuando me follaba de esa forma.Intenté mantener la compostura, pero sentí que mis manos temblaban ligeramente mientras trabajaba mentalmente. Su presencia en la habitación parecía llenarlo todo, y me sentí pequeña en comparación.Sinceramente, no se si él notaba mi nerviosismo, si se daba cuenta de que estaba tratando d
VERONICAMe sudaban las manos mientras mi jefe me miraba fijamente, su expresión era seria y penetrante. Sentí un nudo en el estómago y mi corazón latía con fuerza.— ¿Qué estás haciendo, Verónica? —preguntó con una voz baja y grave que me hizo temblar ligeramente.Me sentí nerviosa y tartamudeé, mi voz temblaba ligeramente.—Disculpa, no quería hacerlo —dije con una voz apenas audible.Mi jefe levantó una ceja y su mirada se volvió aún más intensa.—¿Hacer qué? ¿Husmear donde nadie te ha llamado? —preguntó con un tono de incredulidad y desaprobación.Sentí un rubor en mis mejillas y mi garganta se secó.—Sí... no... no era mi intención —tartamudeé de nuevo, sintiendo que mi nerviosismo aumentaba.Mi jefe se acercó un poco más a mí, su presencia me intimidaba.—Verónica, necesito saber qué estás haciendo aquí. ¿Puedes explicarme? —preguntó con una voz firme pero controlada.Me tomé un momento para calmarme y responder, tratando de encontrar las palabras adecuadas.—Sí, claro... estaba
VERONICAMe desperté con una sensación de calma que me envolvía como una manta suave. Revisé mi cuerpo y noté las marcas de la noche anterior, un recordatorio tangible de los momentos vividos. Un suspiro de satisfacción se escapó de mis labios, y mi rostro se iluminó con una sonrisa leve.Me vestí con una blusa blanca de seda que se ajustaba a mi figura, resaltando mis curvas de manera elegante. La tela suave acariciaba mi piel, y el color blanco puro me hacía sentir fresca y radiante. Unos jeans oscuros se deslizaron sobre mis piernas, y me sentí cómoda y segura en ellos. La forma en que se ajustaban a mi cuerpo me hacía sentir confiada y lista para enfrentar el día.Mientras me vestía, no pude evitar pensar en Bruno y su forma de proceder, su manera de hablar y de hacer que me hacía sentir especial. Recordé la forma en que me miraba, con una intensidad que me hacía sentir vista y comprendida. Su voz baja y suave resonaba en mi mente, y me sentí atraída hacia él de manera inexplicabl
Me limpié las lágrimas mirándome el espejo, tratando de calmarme después de leer el mensaje que me envió mi amiga Alejandra. Me confirmó que mi ex la persona que me engañó con Daniela que era mi supuesta mejor amiga, irían juntos a la boda de Luciana, otra de nuestras amigas comunes.Perra maldita.Chille mas alto destrozada por la traicion de los dos y lo peor, era que sentia que mis amigas no me apoyaban en nada. Tres años con Jack y resulta que todo era un mentira.No entendia porque las personas hacian eso, si ya no aman a su pareja, porque no terminan, antes de cometer ese acto tan despreciable.—Estás bien, Verónica? —preguntó, su voz fría y calculadora.Rápidamente me limpié las lágrimas y respiré profundo antes de responderle.—Sí, señor, estoy bien —dije, tratando de mantener la calma—. Ya salgo. Discúlpeme.Lo escuche gruñir y eso me puso más nerviosa.—Por favor, hazlo rápido —dijo—. Y ven a mi oficina inmediatamente.Asentí y me apresuré a salir del baño, tratando de recom