Mujer prohibida: 22. ¿Tan rápido me olvidaste?
En cuanto Cristóbal entró a la habitación, encontró a Mía con la mirada perdida en la ventana. Llovía.
Ella alzó el rostro tan pronto advirtió su presencia, y por un segundo, se quedó sin aliento.
— ¿Cristóbal? — musitó, incrédula — ¿Qué estás haciendo aquí?
— Vine en cuanto me enteré de lo que pasó. El doctor ha dicho que fue solo un susto, pero necesitaba saber si… de verdad te encontrabas bien — aquellos perfectos ojos atormentados lo tenían prendado.
Mía bajó la mirada y jugó con sus dedos.
— No es como si te importara — respondió con dolor y Cristóbal cerró los ojos, acercándose.
— Mía, me importa. Mi responsabilidad contigo y nuestro hijo no ha cambiado.
— Claro, lo que no estás seguro es de querer pasar el resto de tu vida con nosotros, como una… familia — mencionarlo dolía. Dolía muchísimo. Ella lo amaba y sentía que le faltaba el aire.
— Mía…
— ¿Cómo puede ser tan fácil para Cristóbal?
— No lo es.
— No es lo que parece — admitió con valentía.
Cristóbal exhaló y se acercó a la