25. Vas a estar bien, mi amor
— ¡Amelia! ¡Amelia…! — llamó, palmeando delicadamente sus rosadas mejillas, buscando desesperadamente que de esa forma reaccionara.
Amelia tenía los ojos cerrados, pero parecía no solo querer reaccionar, sino hablar.
— Cris… tó…bal — balbuceó con muchísimo esfuerzo, bajo el abrigo de ese hombre que la amaba como nunca volvería a amar a nadie más.
— ¡Soy yo, estoy aquí! ¡Vas a estar bien, mi amor, tranquila! — se vio a sí mismo decir, besando su frente con anhelo y miedo. Alzó el rostro y pensó rápidamente que era lo prudente.
— ¡Soy yo, estoy aquí, tranquila, vas a estar bien! — le prometió, besando su frente con anhelo y miedo — ¡Brazilia! ¡Brazilia! — gritó impaciente, mientras cargaba el cuerpo de su amada y lo depositaba delicadamente sobre la mala. Se tumbó a su lado.
— Señor, ¿qué pasa? ¿qué son esos gritos? — preguntó Brazilia, que dejó lo que estaba haciendo y entró a prisa. Sus ojos se abrieron al ver la escena. Esa muchacha se veía realmente mal. Estaba pálida y temblaba — ¡D