47. Mañana haré que termine tu reinado.
En el castillo, Annie toma el lugar de Vanessa con facilidad. Alcanza a leer en su mente: una niña consentida, malcriada por papi y con un ego suficientemente grande para creer que el mundo entero gira a su alrededor. Entonces, le será muy fácil llevar a cabo sus planes.
Se dirige a la cocina y se ofrece a ayudar. La nueva actitud que muestra la futura Luna desconcierta a la servidumbre, pero les agrada.
Las mujeres, ocupadas con los preparativos, agradecen un par de manos extras. Con movimientos rápidos y precisos, Annie prepara una deliciosa salsa que cubre el lomo. Le ha agregado un ingrediente secreto. Sonríe ante su ingenio.
—Voy a alistar la mesa —dice con una sonrisa pícara.
—Luna, no sé qué mantel usar. A la madre Luna no le gustó la decoración de la señorita Annie y se deshizo de los anteriores —expresa con temor una de las empleadas mientras mueve con nerviosismo las manos.
—No te preocupes. A mí me gustó. Me parece que esa señorita, que no he tenido el gusto de conocer, tie