LA AMANTE VIRGEN. CAPÍTULO 36. El camino hacia la ruina

Un segundo bastó para que Cali se le fuera encima histérica, y otro para que aquel golpe sordo y seco resonara, enviando a su hermana al suelo de un puñetazo. Seguía siendo una mujer pequeña, pero de débil Charlotte Pearce ya no tenía nada y encima de eso la rabia que la avivaba era demasiado grande.

—Ponme un solo dedo encima y te juro que vas a pagar con sangre de la peor manera. Hasta ahora solo quiero tu ruina, no me hagas desearte también la muerte, porque créeme que tengo una vibra demasiado poderosa —la amenazó Charlotte mientras su hermana la veía con odio desde el suelo.

Darcy la miraba espantada y en aquel momento el cerebro de Conrad estaba únicamente batallando con el hecho de todo el dinero que había de por medio si resultaba que Callie no era su hija.

Charlotte disfrutó inmensamente ese momento de contrariedad y desesperación en el rostro de las dos personas que la habían criado, y luego levantó aquella citación con