EPÍLOGO.
EPÍLOGO.
El mundo seguía girando. Quizás eso era lo más extraño de todo. Que su venganza había pasado, sus enemigos habían caído, pero el mundo seguía girando como si todo eso fuera demasiado insignificante.
Una semana después del arresto de Callie, Charlie estaba sentada en su oficina, perdida en sus pensamientos. Había esperado sentirse eufórica, triunfante después de todo lo que había logrado; pero en lugar de eso, se encontraba reflexionando sobre el futuro.
Había estado tan centrada en deshacerse de los fantasmas del pasado que ahora, con el horizonte despejado, la pregunta de qué hacer a continuación la había tomado por sorpresa.
Lawrence entró en la oficina sin hacer ruido, como siempre lo hacía, y su presencia tranquila y paternal la hizo sonreír.
—¡Propuesta! ¡Larguémonos de aquí! —dijo él caminando hacia su escritorio—. Ya es hora de realmente empezar una nueva vida, Charlie. Los hoteles caminan solos, tenemos buenos CEOs. ¡Vámonos a la aventura!
Charlie lo miró, divertida.