Andrea no tenía nada más en el mundo excepto a su hija. Literalmente no tenía nada más. Traicionada y abandonada por su esposo, su vida era una lucha diaria por sobrevivir y ganar dinero para alimentar a su bebé. Sin embargo todo cambia cuando conoce al dueño de la empresa donde trabaja. Zack Keller era esa clase de hombre que solo se podía catalogar como huracán, llegaba húmedo y caliente y arrasaba todo a su paso. A sus treinta y dos años era un magnate de la industria deportiva, con una de las mayores agencias de representación de América, sin embargo su perfecto mundo se vino abajo después de descubrir en un mismo día que su novia estaba embarazada y que había perdido a su bebé a propósito. Por desgracia, Zack ya le había dado la buena noticia a su padre enfermo, así que era algo de lo que no se podía retractar. Cuando debe volver a los Alpes Suizos para pasar la Navidad con su familia, su vida se convierte en una desesperada carrera contra el tiempo para encontrar una familia “de mentiras”. «Aviso urgente: Magnate renta familia para estas Navidades» Lo que Zack no imagina es que encontrará la ayuda en una mujer que está pasando por el más duro momento de su vida y aún así se niega a renunciar a su pequeña bebé. Un viaje de Navidad. Un hombre herido. Una mujer desconfiada. Una princesa de cinco meses. ¿Cuánto se puede fingir el amor antes de que comience a ser real? Aquí encontrarás 7 novelas: 1. Un bebé para Navidad. 2. Te voy a conquistar. 3. Una chica traviesa. 4 Una jaula para la reina. 5 Volver a creer. 6 Pelear por ti. 7 Rojo promesa
Leer másREGLA # 1. CAPÍTULO 28. El final de una paciencia infinita.—¡Ah, Leon! —dijo Verena con tono emocionado, aunque su mirada traía intenciones calculadas—. Espero que estés satisfecho con el inversor que conseguí para ti.La cabeza de Leon se levantó de golpe, con una expresión de incredulidad; y Mari
REGLA # 1. CAPÍTULO 27. Una apuesta de cien millonesEl comedor del castillo estaba especialmente animado a la mañana siguiente. Los rayos de sol se colaban por las altas ventanas, iluminando la mesa llena de platos que parecían sacados de un banquete medieval. Mariel estaba sentada en una esquina,
REGLA # 1. CAPÍTULO 26. La cuarta reglaLa cena había terminado en un torbellino de risas y tensión, y Mariel había sido la primera en desaparecer. Era tan dulce y sarcástica la condenada que a todos les caía bien, así que enseguida notaron su partida. Pero antes de que pudieran retenerlo a él tambi
REGLA # 1. CAPÍTULO 25. Una hadita enojada¡Dormir en el sofá era lo peor del mundo! Leon se había hecho el duro casi toda la noche, casi, porque no sabía ni para qué lado girarse y no había forma de que se durmiera.—¡Al diablo, que me mate mañana! —rezongó subiéndose a la cama y abrazando a Mariel
REGLA # 1. CAPÍTULO 24. Peligro al acecho.Leon estaba sentado en la biblioteca, tamborileando los dedos contra el brazo del sofá con un ritmo irregular. Llevaba así un buen rato, mirando fijamente un libro que evidentemente no estaba leyendo. Mariel lo había notado desde el pasillo y, con una sonri
REGLA # 1. CAPÍTULO 23. Entre clases y errores.Mariel comenzó el día con un peso en el pecho, aunque no sabía si era por el cansancio acumulado, el café demasiado cargado que Leon le había preparado, o las constantes indirectas de Verena, quien había adoptado una actitud digna de villana de telenov
REGLA # 1. CAPÍTULO 22. Un lindo oso en celoMariel despertó con el cuerpo entero adolorido, como si hubiera corrido una maratón y, al mismo tiempo, hecho una rutina intensiva de gimnasio. Soltó un quejido que resonó en la habitación mientras se sentaba en la cama, desgreñada y con los ojos entrecer
REGLA # 1. CAPÍTULO 21. Ya casi…No había forma de negarlo, aquellas palabras tenían el poder de poner a Leon Roshtchild en la peor vorágine sexual de su vida y ni siquiera lo sabía. Solo estaba claro que desnudarse delante de Mariel era el maldito exhibicionismo perfecto, porque le encantaba la for
Regla # 1. CAPÍTULO 20. Las reglas están para cumplirseLeon se echó atrás en un solo segundo, mirándola a los ojos.—No has bebido, no te has metido nada… —murmuró como si tratara de convencerse a sí mismo—. ¿Te volviste loca?—¡Un poquito sí! —Mariel hizo un puchero—. Ovulación, hormonas, falta de