¿Pueden cambiar los sentimientos después de superar la pérdida de memoria? Anel Leonte, la segunda de las tres hijas Leonte, un día cualquiera despierta con la noticia de estar casada por más de tres años con el millonario Azael Sanna, el último hombre al que ella habría considerado entre sus opciones para contraer matrimonio. A partir de ese momento cambia el rumbo de sus vida. Anel, dejó de ser la mujer sumisa y entregada con la cual Azael ha vividor esos años; y él, en su necesidad de controlar todo a su alrededor, negado a aceptar que ella de vaya de su vida, intencionalmente terminará mostrándome el rostro de la crueldad. ¿Pudo nacer amor en una relación construida sobre la mentira? ¿Se puede recuperar un amor que se creyó tener en medio de la oscuridad de la mente?
Leer más¡ANTES DE LEER, TENES QUE SABER QUE ESTO ES UN BORRADOR. ESTA SIENDO EDITADO CON LENTITUD, MÁS QUE NADA PORQUE HAY DEMASIADAS COSAS QUE CAMBIAR! Si aún así quieres seguir leyendo, TE AMO Y BIENVENIDO A MI MUNDO DEMONIACO.
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CAPÍTULO 1. NUEVA VIDA.
Tomé mi café mientras veía por la ventana del auto de mi madre el paisaje que se presentaba, llevábamos viajando desde hace horas y ya sentía que mí culo no podría estar más adolorido. Ella había parado en un pequeño local que estaba sobre la carretera, comprando así algo para saciarme y a la vez callarme. Sin dudas fue por lo último.
Nos estamos dirigiendo a un pueblo donde ella había crecido y vivido hasta después de mi nacimiento. El porqué del que nos fuimos nunca me lo dijo, supongo que es porque pasó algo con mi padre. A él no lo conozco, ni siquiera tengo una foto o siquiera su nombre, mi madre desde pequeña me dejó en claro que ese tema era "prohibido" por ese motivo no volví a preguntar por él. Tampoco era un tema que me hiciera sentir mal, ni nada por el estilo. Mi madre a pesar de ser joven y madre primeriza hizo de mi vida a su lado lo mejor que pudo. Y eso es suficiente para mí.
Ahora regresamos a este lugar, uno, porque el trabajo de mi madre así lo requiere, ella es una famosa decoradora de interiores (sí que tiene que ver) bueno pues a ella le habían llamado desde aquí con una muy buena oferta de trabajo y ella aceptó. Número dos, había una buena preparatoria en ese lugar, y tercero, hace unos días llamaron a mi mamá diciendo que su hermano «el último» que le quedaba, la estaba requiriendo para hablar seriamente sobre un asunto de la familia. No sé de qué manera convenció a mi madre, pero no le quedó de otra que venir.
Volviendo al presente, por lo que vi ya falta poco, habíamos pasado un cartel diciendo ¡BIENVENIDOS A HIGH MOUNTAIN! Si, gran nombre, pero por lo que veo este lugar le hace honor al nombre.
La realidad es que el lugar a simple vista era uno de esos como de catálogo o algo por el estilo, sin dudas un lugar más que hermoso.
— Mamá, ¿Cuánto falta? — ya era la quinta vez que le preguntaba lo mismo. Mamá bufó y puso los ojos en blanco con cansancio. Y es que, soy una pesadilla si estoy aburrida.
— Mira. — sonrió, mientras señalaba al frente. — ya llegamos. — En efecto ya en el horizonte se veían las casas del pueblo que estaba justo al pie de la gran montaña. Alrededor del pueblo había un gran bosque, en realidad desde que entramos a este lugar todo estaba rodeado de un espeso bosque.
Era hermoso, pero tenía un aire algo tenebroso, pero a mí la verdad que me encanto. Tenía ese estilo de que solo se muestran o detallan en los libros de fantasía.
— Llegamos— dijo mi madre suspirando, mientras estacionaba el coche fuera de nuestra nueva casa.
— ¡Al fin! — exclamé, abrí la puerta y bajé. Comencé a ver cómo era esta casa, por fuera se veía bastante bonita y cómoda. Eso ya era ganancia. Aparte de que estábamos en un lugar alejados del pueblo, algo nuevo para mí, acostumbrada a la bulla de la ciudad. Aspiré con fuerza el aire limpio, y el aroma a diferentes cosas llegaron a mi nariz encantándome en el proceso.
— Hermana — escuche la voz de un hombre a mis espaldas. Gire y lo mire de arriba abajo, detallando su ropa y su forma de moverse. Me ponían muy incómodas conocer nuevas personas, pero siempre debía al menos estar segura de que al menos los había mirado bien.
— Jeremías — Expresó con alegría mi madre y fue a abrazarlo muy feliz. Mientras yo los observaba a una distancia prudente.
— ¿Y ella? — preguntó el hombre, no era tan viejo como pensé al escuchar su voz, era alto, bastante, muy guapo, pelo muy negro, ojos color ámbar y una sonrisa coqueta, la misma que tiene mi madre. Esperanza era muy parecida a él solo que ella era igual a su madre, pelo castaño y ojos verdes, los había visto por un par de fotos nada más.
— Melody ven — me llamó e hizo un gesto con su mano. — Él es tu tío Jeremías — sonrío hacia él, mientras mi madre me abraza con uno de sus brazos, estrechando mi cuerpo.
— Mira que linda sobrina tengo — se acercó y me dio un abrazo, el cual no correspondí, más porque no lo conozco y no me gusta que me toquen, lo mire seriamente, haciendo que él sé de cuenta y se apartó rápidamente al ver supongo mi expresión. — Lo siento. — sonrió incómodo.
— Lo siento ella es así, no le gusta que invadan su " espacio" —hizo un gesto con sus dedos en forma de comillas. Como siempre mi madre, disculpándose con los demás, lamentablemente mi madre no entendía mi negatividad a tanta efusividad, ni yo lo hacía, era como un tanto especial en dar abrazos o siquiera besos en la mejilla. Yo no lo veía como un problema, pero había otras personas que lo tomaban a mal, pero a mi eso me daba exactamente lo mismo. El problema era que en sí el contacto físico me ponía un poco incómoda, pero hacía lo posible para que no me afectara más allá. Era difícil, siempre hay gente que te toca por todo, te da la mano, besos, etc.
— Lo siento tío, no era mi intención, solo que no te conozco y además como siempre fuimos mamá y yo no estoy acostumbrada. — conteste mientras lo miraba a los ojos.
— No pasa nada— se encogió de hombros. — Discúlpame tú a mí. Pero pasen, están en su nuevo hogar. — dijo sonriendo. Camino y nos abrió la puerta. De ella salió un hombre mayor y un par de mucamas. Se dirigieron hacia el auto y sacaron nuestras maletas. Luego entraron a la casa de nuevo y se perdieron en los pasillos.
— Vengan les mostrare sus habitaciones— dijo mi tío [que raro se siente decirle así]. Nos llevó a través de la casa mientras nos mostraba cada lugar. Cuando llegamos a un par de habitaciones abrió una de las puertas y por ella hizo entrar a mi madre. Siguió unos pasos y abrió la siguiente. — Y esta querida sobrina es tu cuarto — me regaló una linda sonrisa. La cuál correspondí con una leve mueca — por dios niña ¿No sonríes nunca? — me miró burlón. Solo me encogí de hombros y pasé por la puerta, sin responder nada. Yo era así, y el que le agradara o no, ya era su problema.
La habitación era bastante grande, lujosa y acogedora, con un gran ventanal que daba hacia el gran bosque y la montaña. También tenía una cama grande, un baño espacioso, cortinas de colores azules que combinaban con la alfombra. Había cuadros de diferentes tamaños y colores. En sí era una habitación de huéspedes, podría darle mi toque personal a medida que le vaya comprando cosas.
— Gracias — murmuré, él asintió y se retiró. Cerré la puerta y fui hacia la cama. En efecto, mis cosas ya estaban aquí. No eran muchas, no porque no tuviera, si no que no quise traer casi nada de esa ciudad. Solo traje un poco de ropa, mis libros, mis cuadernos y mi cámara. Nada más.
***
Comencé a desempacar y luego de una media hora escuchando música a través de mis audífonos terminé.
Mi cama era de dos plazas, con sábanas y el acolchado de color naranja. No era mi color favorito, pero no me importaba. Poco a poco le daría mi toque a este cuarto.
Me puse a mirar por la gran ventana hacia el bosque, era algo bellísimo de ver, ya estaba anocheciendo, dejando un hermoso paisaje a la vista. Tomé asiento en el gran sillón que estaba a lo largo de la ventana, y comencé a dibujar lo que veía. Era algo que hacía mucho tiempo venía realizando, era algo que me tranquilizaba y mantenía mi mente ocupada. Lejos de esos pensamientos feos y molestos, que solo me hacían daño.
Estaba tan absorta en mi trabajo que ya se había oscurecido totalmente, la luna llena apareció por detrás de esa gran montaña y las estrellas pintaban todo como pequeños puntos de luz en ese cielo.
Escuché la puerta y me levanté dejando mi cuaderno sobre el gran sillón y fui hacia la puerta.
— Melody, ya está la cena. — dijo mi madre apareciendo cuando abrí la puerta. Solo asentí con la cabeza y cerré la puerta detrás de mí, caminé a su lado con rumbo al comedor.
Podías apreciar a simple vista como mi mamá estaba rebosando de alegría. Tenía un brillo intenso en sus ojos que se lo había visto muy pocas veces, eso me hacía ver que venir aquí a pesar de todo fue algo bueno. Ella en sí era como yo, bastante solitaria, poco o nada de amigos, nada de novios, solo algunas citas que no terminaron en nada.
― ¿Te gustó tu cuarto? ― pregunta con interés. Bajamos las escaleras con lentitud mientras hablaba.
― Si, aunque falta agregarle varias cosas. Como una biblioteca y algún que otro objeto, pero si, está bonita. ― Exprese. Tape mi boca cuando un bostezo salió de repente, haciéndome caer en cuenta de mi cansancio.
―Excelente. ― celebra con una sonrisa. ― tu tío mandó a preparar algo típico de aquí, espero que te guste.
― Claro.
Como en estado de shock llegué al departamento, me fui directo a la habitación, me quité la ropa y me quedé absorta mirando el reflejo de mi cuerpo entero en el espejo. Me detuve a observar mi vientre. Está igual de plano y pálido, involuntariamente llevé mis manos a él, con mis dedos acaricié la piel desnuda.—¿En qué momento mi vida cambió tanto, Dios Mio? —Pregunto en voz alta.De solo imaginar mi vida en adelante, las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas. Consciente de que busqué alejarme para aclarar mis sentimientos, para ver si lograba encontrarlos en medio de tanta confusión, de tan sensación encierro al lado de Azael, ahora comprendo que me siento más confundida, más triste, y sobre todo sola. Terminé acostándome en el centro de la cama, lloré bastante, hasta que me sentí agotada, me dolía el estómago del esfuerzo que hice para impedir que el llanto fluyera, por momentos tuve la sensación de ahogarme con el llanto, los espasmos del sufrimiento trancaban mi garganta,
Una semana completa ha transcurrido desde que hui de Azael, desde que me vine a este país desconocido. Me siento extraña, comencé a sentir los malestares, pero en forma más repetitiva. Los mareos no me dejan avanzar mucho en las mañanas, ni hablar de las ganas de expulsar todo lo que tengo en el estómago. Por momentos me asusté pensando que podría ser un efecto secundario de haber recordado, luego al ver que no sentí nunca dolor de cabeza, decidí ir a una consulta médica. Para no alertar a Anna busqué por mi cuenta en internet algún centro de salud reconocido en la capital, luego consultaría con Dimas para ver qué respuesta me da él sobre el prestigio del mismo. Otro de los síntomas que comencé a sentir y que me llamó la atención fue además la tristeza que comencé a sentir, sin preverlo comencé a extrañar la vida que estaba llevando, y hasta al mismo Azael y su posesividad. Me vi ida, sumergida en mis pensamientos recordándolo, pensando qué pudiera estar haciendo en el momento justo
—¿Cómo es posible que no sepan dónde está mi esposa? —Reclamo transpirando fuego por los poros.Como Anel no me avisó en todo el día para que la esperara o para decirme cualquier cosa, como solía hacerlo antes de recobrar la memoria, asumí que se iría directo a casa. Bueno, aunque he de reconocer que la comunicación entre nosotros estos últimos días no ha sido la mejor. Ha estado más distante, callada. Esperar si quiera un mensaje de su parte es aspirar a mucho. Nuestra vida se ha resumido a unos pocos monosílabos en las mañanas antes de salir de casa, al despedirnos cuando la dejo en la entrada del edificio de su empresa y luego en la noche, si acaso logramos coincidir; pues, muy a mí pesar, llevo varios días durmiendo en otra habitación.Ha sido doloroso para mí tomar esa decisión, mantenerme alejado de ella no es algo que desee, sin embargo, lo hago por respetarla, por aceptar su decisión, su deseo de aclarar sus sentimientos. Primera mujer que me duele en el alma. Nunca preví lleg
Me despedí de Anna con mucho pesar, le agradecí a ese hombre, para mí desconocido hasta ese momento, y al que Anna antes de yo abordar le agradeció el favor de ayudarnos. No entendí su relación con él después de haberse manifestado en su contra antes y el propio día de la cena que preparó Aitana, tampoco es que ahora me importe mucho caer en interrogantes que no vienen al caso. Solo me queda agradecerle el apoyo, y más adelante, tratar de entender que sucedió aquí para que Anna diera ese cambio. El pesar que siento en este momento es tan fuerte que no le doy importancia a nada más que la sensación de vacío que comencé a experimentar.Con una tristeza enorme embarqué el avión en el que la única pasajera soy yo, de resto, me hicieron compañía dos azafatas, el piloto y su auxiliar. Por fin estaba logrando escapar de lo que hasta hace unas horas consideré como un imposible, salir de la sensación de encierro que me estaba representando la vida al lado de Azael, solo que los muros a mi alr
Después de la cena de presentación del desconocido, que hasta ahora Aitana no ha hecho público a cuál de mis hermanas pretende endosarlo, pasaron dos semanas, durante las cuales Aitana, ensimismada en la idea de que Azael y yo renovemos los votos del matrimonio. Si bien me opuse a esta locura, pues nuestro matrimonio está en una fase superior a una crisis por la rutina o la infidelidad. Situaciones en las cuales se sumergen los matrimonios normales. El matrimonio nuestro no tiene nada de normal. Tal es así que siento pena por Azael al no poder retribuirle el cariño con el que me trata día a día pese a mis sutiles desplantes.—¿Aitana habló contigo? —Me pregunta Azael estando en la mesa desayunando para irnos a nuestras oficinas.—No. Me ha llamado, pero no he querido responderle —Le confieso mientras tomo la taza de café entre mis manos.—Yo después de evadirla, finalmente coincidí con ella en la empresa y justo cuando estaba al lado de Leopoldo, insistió en la idea renovar los votos
Llevo días sumergido en un mar de dudas, la incertidumbre va a acabar conmigo. Desde que Anel despertó totalmente a la realidad, ha sido duro tener que enfrenarme a su indiferencia. No tenerla me está matando. No sé qué hacer para traer de vuelta a esa mujer que era todo, que me hizo el centro de su mundo.Sentado aquí, entre Aitana y el recién llegado, la observo. ¿Cómo no amarla si conserva esa belleza tan natural que en seguida me atrapó de ella? Mi diosa, la razón por la que cegué al punto de no pensar en nada más que en hacer realidad este deseo de tenerla.Vernos así como ahora, tan cerca y al mismo tiempo tan distantes es el castigo más grande que he podido recibir, la mayor lección de vida. Tener todo cuánto queremos no siempre es posible, apenas lo estoy asimilando, no lo acepto, pero como bien sé que ya no puedo seguir forzándola, me conformo con esperar que todo cambie a nuestro favor, que se permita darnos otra oportunidad.Mis esperanzas son casi nulas, su actitud me ha d
Último capítulo