Capítulo 85. Sin querer decir adiós.
Habían pasado un par de días y finalmente se pudo llevar a cabo el entierro de Fernando. Un ataúd vacío que sería enterrado en el cementerio monumental de la ciudad.
Era sorprendente la gran cantidad de personas que asistieron al entierro. Además de toda una banda militar con traje de gala y tocando una marcha fúnebre con gaitas escocesas. Y sobre el féretro, una bandera del país. Fernando Lancer estaba siendo despedido como un verdadero héroe nacional.
Ximena gemía en silencio, con los ojos rojos y dilatados después de un par de días sin dejar de llorar.
Abigail sostenía un paraguas de color negro para proteger del sol a Félix mientras que él se mantenía con una mirada fija y seria hacia ese ataúd que comenzaba a bajar lentamente.
Los trabajadores del cementerio comenzaron a echar tierra sobre el ataúd con sus palas y las personas comenzaron a salir de a poco.
El gobernador Hedler se acercó a Félix personalmente acompañado de un sujeto que vestía muy elegante, pero que Félix jam