Capítulo 78. Solo dime que sí
—¿Pero qué está diciendo este anciano?—, gritó Félix haciendo un escándalo en medio del despacho privado.
—¡Soy juez de un tribunal internacional! ¡Ten más respeto, Félix!—, exigió el juez Lecter.
—¿Respeto? ¿Exiges respeto después de burlarte de la memoria de mi padre?
—Esa fue la última voluntad de tu padre—, insistió el juez.
—¡Patrañas!
—Oye, Félix cálmate. No puedes hablarle así a un juez internacional—, dijo Abigail en baja voz acercándose a Félix.
Pero Félix ya había empezado y no iba a parar. Estaba cegado por la rabia y lo que él consideraba una traición.
—¡Yo mismo redacté ese testamento junto a mi padre! ¡Sé perfectamente lo que decía allí! ¡Este tipo solo es un estafador!
En ese momento, el alcalde Echeverría y Fernando se acercaron a Félix para tratar de calmarlo.
Félix empezó a forcejear con ellos. Estaba totalmente fuera de sus casillas.
—No voy a tolerar un insulto más, jovencito—, amenazó el juez.
—¿Cuánto te pagaron? ¿Por cuánto dinero te vendiste?—, gritaba