Capítulo 67. Sin balas en la recámara.
El silencio de Félix fue la afirmación que Abigail necesitaba. Esa expresión en su rostro erizó su piel de una manera agradable. Por alguna enfermiza razón ahora le atraía mucho más.
—No te preocupes. Tu secreto está a salvo conmigo—, dijo Abigail en baja voz—, Además, no te culpo. Yo también lo hubiera hecho de haber podido—, reveló su perturbadora forma de pensar.
—¡Cállate!—, reclamó Félix entre dientes—, Alguien te puede estar oyendo.
—Tú tampoco estás actuando como alguien que acaba de perder a un ser querido. ¿Eso no te parece sospechoso?
—Mi personalidad es así. Las personas no van a sospechar de mí. Tú eres la que necesitas fingir un poco.
Abigail asintió con la cabeza.
—Tienes razón... Te prometo que daré la mejor actuación de mi vida—, dijo Abigail sonriendo de lado.
—Ya era hora que hicieras algo productivo.
—Ya verás. Te tendrás que tragar tus palabras—, dijo Abigail mientras Félix la miraba con esa mirada fastidiada con la que siempre la veía.
Abigail se acercó le