El día siguiente llegó rápidamente y en todos los lugares de la ciudad eterna sólo se hablaba de una cosa, la fiesta de aniversario que daría el alcalde Lancer en el club más elegante. El Zeus Paradise se llenaría esa noche de las personas más importantes y distinguidas del país.

En la mansión Lancer.

Todos desayunaban tranquilamente en el elegante salón comedor. Ximena apareció caminando con esa belleza que la caracterizaba y fue directamente hasta donde estaba la criada dándole de comer a su pequeño bebé.

—Buenos días, mi hermoso bebé. ¿Cómo amaneció el amor de mami?—, Ximena comenzó a darle mimos, besos, y caricias—, Buenos día, Madelaine—, dijo a la criada.

—Buenos días, señorita Ximena—, dijo la criada sin dejar de hacer su trabajo.

Ximena siguió su camino hasta su asiento y saludó a todos los presentes.

—Buenos días, señor Julián y señora Fari.

—Buenos días, Ximena—, respondió el señor Julián con una sonrisa.

—¿Cómo amaneciste querida?—, preguntó Fari.

—Sensacional... la de