Capítulo 101. ¡Detente por favor!
—¿Qué demonios acabas de decir Ximena?—, reclamó Abigail estando debajo del umbral de esa puerta.
Al parecer, ella iba a tocar la puerta que Ramiro había roto, y terminó escuchando como Ximena confirmaba algo que la había dejado perpleja.
El rostro de Abigail estaba pálido y sus manos temblaban. Su boca estaba seca y sus ojos no se podían abrir más de allí. Ese era el límite de sus párpados.
—¡Abigail! ¿Cuánto tiempo llevas ahí parada?—, preguntó Ximena alejándose lentamente al mismo tiempo que trataba de calmar a Abigail con sus manos haciendo pausa.
Ramiro se levantó lentamente entendiendo la gravedad del asunto. No sabía cuál sería la reacción de Abigail, pero sabía que debía estar preparado para cualquier cosa.
—Lo suficiente para escuchar lo que dijiste—, confesó Abigail mientras entraba con pasos lentos en la habitación—, ¡Dijiste que ese bebé es hijo de Fernando y no de Félix!
Abigaíl estaba anonadada. A pesar de que escuchaba esas palabras salir de su boca, nada de lo que