Capítulo 102. Perfecto rival.
—¡Abigail!—, gritó Ximena al ver cómo el coche de Abigaíl se salía del camino e iba a dar contra la barrera de seguridad y se terminaba volcando de manera estrepitosa.
El automóvil dió un par de vueltas mientras que los miles de trozos de cristal llovían por todos lados generando ese sonido peculiar del vidrio al romperse.
Abigail escuchó como el metal de su carro se doblaba como una simple lata de cerveza, y eso fue lo último que escuchó antes de perder el conocimiento debido a todos los golpes que sufrió en la cabeza.
—¡Pare el auto! ¡Pare el auto!—, gritaba Ramiro.
Ximena se estacionó lo mejor que pudo a la orilla de la autopista y detuvo el vehículo a medias.
Ramiro tuvo que ser rápido y tomar el volante para evitar que hubiera otro accidente mientras que Ximena corría hacia el lugar de la colisión.
—¡Abigail!—, iba gritando Ximena como loca por el borde de la carretera.
—¡Señorita Ximena! ¡Espere!—, gritaba Ramiro corriendo detrás de ella.
Ximena llegó al vehículo destrozad