19.
Daniel.
No prestarle atención se convirtió en una tarea imposible desde el primer día que la vi, pero que me mire tan desvergonzadamente va a volverme totalmente loco, si no es que ya lo estoy con los pensamientos que me pasan por la cabeza.
Sus ojos encendidos dicen lo que su boca todavía no puede. No ha dejado de mirarme desde que inició el entrenamiento, y por la manera en que lo hace, sé que está a punto de explotar. Me muero de ganas por saber con qué he logrado cabrearla esta vez, y ya de paso cobrarle por haberme dejado como un tonto en la biblioteca. ¿Qué se cree, que puede venir y ponérmela dura y luego desaparecer sin consecuencias?
La razón por la que me tomo las cosas con calma, es debido al problema en el que la he metido sin siquiera darme cuenta. Está en el ojo del huracán por el simple hecho de haber estado conmigo en el momento y el lugar equivocado. Diría que lo lamento, pero eso no va a resolver las cosas. Clara tiene una diana en la espalda, no puede apartarse de