Clara. Por un momento no puedo moverme de dónde estoy. Me encuentro presa de sus ojos, completamente perdida por la intensidad de su mirada. Mi mente me juega una mala jugada, y por un segundo creo que cada palabra que dice va dirigida enteramente a mi persona para torturarme por el error que he cometido.Lo llamé miserable y mezquino. ¡Demonios!—Nena, ¿estás bien? —pregunta Ruth tomando mi mano y regresándome a la realidad. —¿pudiste encontrar el baño?—Sí, ah... —me siento, agradeciendo qué el mueble debajo de mi me sostenga. —Estoy bien, solo me extravié un poco...Me escudriña por unos segundos no muy convencida de mi respuesta.—Estás pálida, ¿segura qué estás bien?Asiento con entusiasmo tratando de poner una sonrisa en mis labios. —Lo estoy, no te preocupes.Vuelvo a dirigir la mirada al frente, pero ya no está el demonio de ojos profundos sosteniendo el micrófono, ahora hay otro soldado casi igual de guapo, pero con menos apariencia de asesino.—Buenas tardes, reclutas. Soy
Leer más