Nunca se imaginaron que un tropiezo lo Jamás se imaginaron que un tropiezo lo cambiaria todo. Emily Park, una Inglesa. Carter Frattini un Italiano. Dos personas, una coincidencia. Él, un hombre serio y de buen porte. Empresario poderoso y respetando. El amor nunca fue una de sus fortalezas, tampoco estaba en sus planes, pero se preguntó una y mil veces ... ¿porque el corazón se le desboca, queriendo salirse de tu pecho, solo con una mirada, un roce o el aroma de su presencia?. Ella, una mujer encantadora y hermosa, que roba las miradas sin siquiera notarlo. Una chica a la que su mundo dio un vuelco debido a un gran secreto. Rehuyendo de su pasado, se encuentra con su destino. Para ellos, un tropezón no es caída, es el comienzo.
Leer másDos horas con cuarenta y tres minutos, y finalmente el avión en el que viajaba estaba entrando a la plataforma de embarque. En ningún momento me pude tranquilizar, no se de donde saqué este enorme temor a las alturas y por consiguiente a los benditos aviones, mi mente estaba en modo serie, pero no serie romántica de N*****x, por lo contrario una horrible serie de terror donde yo era la protagonista, imaginando millones de escenas trágicas en las que todas terminaban con mi hermosa vida. En resumen, si no me bajaba en este momento desfallecería sin necesidad de que el avión se estrellara contra una montaña, el mar, o algún escenario peor.
Cuando finalmente las azafatas dan el paso de salida, rápidamente me paro de mi asiento, casi como si de un resorte se tratara, tomo mi maleta rosada pastel de mis preferidos, pero poco importaba en este momento, simplemente la arrastró sin ningún cuidado, provocando que choque contra cada superficie existente.
Salgo rápidamente por el pasillo, y como es característico de mi torpeza, chocó con un fornido y duro pecho, en realidad fue un gran golpe, aunque el extraño ser duro con el que choque apenas se movió, yo por el contrario me tambalee hacia atrás perdiendo totalmente la estabilidad y cayendo de espaldas al suelo del diminuto pasillo, cierro mis ojos esperando el impacto, que suerte la mía, lo que me faltaba, una contusión doble.
Milagrosamente el impacto nunca llegó dado que una gran mano se apodera de mi espalda baja impidiendo otro inminente daño hacia mi integridad física. Lentamente abro los ojos temerosa e inmediatamente quedó estática, absolutamente sorprendida y con inmensas ganas de que me tragara la tierra y me escupiera hacia Júpiter. Frente a mis ojos color ámbar se encontraban unos avasallantes y profundos ojos verdes, los cuales me miran interrogantes y alarmados, el dueño de aquellos sorprendentes ojos era un hombre salido de una película o del mismísimo Olimpo, un auténtico Dios Griego, con una delicada mandíbula cuadrada, una sutil y muy bien cuidada barba que resaltaba su aspecto varonil, tenía su cabello perfectamente peinado hacia atrás y a los lados se marcaba un perfecto degradado, lo que me hace pensar que el tipo; o es un maniático de la perfección o acababa de salir de la peluquería; tal vez el avión cuente con servicio de peluquería y nadie me avisó, quién sabe.
No me doy cuenta que me quede mirándolo fijamente, hasta que de sus carnosos y muy besables labios se asoma una inesperada curva, señalando que se ha dado cuenta de mi inspección, lo que parece resultarle divertido.
Esto es totalmente vergonzoso, rápidamente y para variar a los tropezones intento incorporarme, con la ayuda del extraño;
—Enn.. enn.. verd.. verdad lo siento, no lo vi, por favor discúlpeme —me apresuro a decir entre tartamudeos. Esos ojos en verdad me ponen nerviosa. El extraño me mira de arriba a bajo, y yo me siento en un escrutinio minucioso e incómodo ya que lo hace sin ningún miramiento, arqueé una ceja por su descaro, en mi caso su sin intención, y cuando le iba a cantar una serenata acerca de que se metiera su escrutinio en la parte más oscura de su cuerpo, me detiene una voz ronca y profunda;
—No se preocupe, señorita… —pronuncia aquella voz hipnotizante, con un deleitante acento italiano, se detiene esperando que yo continúe.
—Emily, Emily Parks —respondo ya más calmada y sin tartamudos, uff que dicha…
—Mi nombre es Carter Frattini, un gusto —contenta él ya no tan extraño hombre.
—Si bueno, lamento el inconveniente, necesito bajarme de esta m*****a caja, adiós. —Me despido rápidamente del despampanante hombre, recuperando mi, por un momento olvidada ansiedad por tocar tierra firme, vuelvo a tomar mi maleta que había quedado olvidada en el suelo, la aferró a mi y me dispongo a salir rápidamente de allí.
Pero como la vida me odia, fui interrumpida antes de dar un paso, por nada más y nada menos que aquella voz exótica;
—Espere un segundo señorita Parks. —Me detiene, lentamente me doy vuelta, reuniendo todas las fuera que me queda para no salir corriendo nuevamente. Espero a que me diga qué demonios quiere, en este punto mi paciencia se está agotando rápidamente. —Se le cayó su celular, además su apellido me es muy familiar, ¿es usted Emily la hija del famoso empresario Aarón Parks? —En el momento que pronuncia ese nombre, se me crispan los nervios y si mi paciencia antes era mínima, a este punto ya no existía.
—Todos pensábamos eso —comente de mala gana, de la misma forma tomo mi celular y apresuradamente salgo de ahí con paso firme.
—¿Qué quiere decir con eso? —pronuncia nuevamente el extraño, siguiendo mis pasos. En verdad ya me está irritando esta persona, ¿no tiene nada más que hacer que ir por ahí averiguando la vida de los demás?, por más Dios Griego que se vea, sigo caminando, ¿que le importa?. Continúo mi camino sin darle mucha importancia, aunque sea algo imposible dado la imponente presencia del hombre que cambia despreocupadamente detrás de mí, se hace notar inmediatamente cuando salimos del acceso del avión hacia las instalaciones del aeropuerto, llamó la atención de cada mujer y algunos hombres.
Ya totalmente irritada y sin un ápice de paciencia, doy media vuelta para enfrentarlo y decirle que deje de seguirme, pero como era de esperarse, yo y mi mala suerte, en el momento del giro, tropiezo con mis propios tacones de diez centímetros y nuevamente antes de caer al suelo en medio de toda esa gente y hacer un papelón personal, el extraño me atrapa en sus brazos, de modo que terminó haciendo un papelón pero arrastrando aquel Dios Griego conmigo, espléndido, que más puede pasar.
Cómo un déjá vu, vuelvo a caer en trance por aquellos ojos, que me miran con fuego, me siento pequeña ante él, aunque mido un metro setenta, él está una cabeza más arriba que yo, mi pelo castaño claro, por el brusco movimiento quedó disperso por toda mi cara, me reincorporo pero un mecho de mi cabello se atascó en un botón de tu traje a medida.
—Genial, lo que me faltaba. —Intenté soltar lo más rápido que pude, pero lo único que logro es dolor por el tironeo, gimo por ello. Por su parte el extraño se remueve incómodo y delicadamente toma mi cabello, comenzando su labor que en poco tiempo completa, al terminar descansa su mano en mi mejilla y mira fijamente mis ojos por unos segundos, lo cual extrañamente reconfortante después de todo lo que había sucedió estos meses, él fue la primera persona en reconfortarme de tal forma.
—Lamento ser imprudente, eso fue inapropiado. —Inesperadamente él retira su mano e inmediatamente siento su ausencia y este sentimiento es ¿decepción?. Descarto ese pensamiento y me apartó de aquel extraño.
—Está bien, me retiro señor Extraño —le digo y sigo caminando.
—¿Señor extraño? —pregunta confundido. —Espera, ¿porque no contestaste mi pregunta anterior? —dice, siguiéndome hacia la puerta de salida del aeropuerto.
—Sucede que es un extraño para mí y no tengo ninguna obligación en contestar a sus preguntas —espetó mientras sigo caminando.
—Vaya señorita, pensé que podría ser un bono por haberla atrapado dos veces hoy, además mi asistente —dice, señalando a un hombre que no había notado hasta el momento —, me informó que recibió instrucciones del señor Aron para que voláramos por usted en su estadía en Roma.
Quede totalmente estática por sus palabras, ¿porque él hizo algo como eso? No tenía derecho, pero me iba a escuchar.
Atravieso a toda velocidad las puertas del aeropuerto en busca de un taxi, quería llegar a mi nuevo apartamento para poder cargar mi celular, el cual estaba apagado sin batería, necesitaba hablar con él y decirle todo lo que pensaba sobre "velar por mi estadía", quien se creía que era, después de todo lo que pasó, no lo permitiría.
—Suéltala —demanda cortante y con una expresión aterradoramente sería, puedo sentir como el aire se congela a mi alrededor. —No la vuelvas a tocar —continúa hablando. Jala cuidadosamente de mí hacia su cuerpo, dejando la mano de Luca suspendida en el aire, este último sin decir una palabra, baja lentamente su mano, llevándola hacia su cuerpo en una posición natural.Ambos hombres se miran fijamente, podría apostar a que el aire se corta con tijera. Una batalla silenciosa se cierne sobre ellos. En el momento que estoy a punto de hablar para que dejen el show, el agarre de mi cintura se intensifica en señal para que no interfiera.Pocos segundos después, Luca enarca una ceja y bajando la cabeza se le escapa una pequeña risa. Amb
El suave beso no se prolongó mucho más que unos segundos, al separar nuestros labios nuestras miradas se vuelven a conectar por milésima vez en el día, a diferencia en esta ocasión es que sus ojos me miran con ternura y calidez, acompañada de una tenue sonrisa que provoca a mi corazón un vuelco, trayendo consigo una oleada de calor en mi pecho.La cálida sensación perdura hasta que finalmente él deposita un último beso en mi nariz y retrocede lentamente dejándome el espacio justo para que pueda bajar del escrito.Sin mediar palabra, camino a una de las puertas de la oficina que me llevan a un equipado habitación de descansa, al abrirá la puerta nos recibe un ambiente poco iluminado, decorado simplemente con una cama al centro,
Baja su mano libre por mi cuerpo, recorriéndolo por encima de la tela hasta llegar al borde del vestido y subirlo de un tiro hacia mis caderas, dejando totalmente expuesta la parte inferior de mi cuerpo.Giro mi cabeza en su dirección para apreciar por un momento su accionar, lo que no pasa desapercibido por él, Cárter me mira y sus y ardientes ojos se dilatan aún más, dejando escapar un leve pero audible gruñido.—¡Maldita sea! —exclamó repentinamente, lo que me tomó por sorpresa. —podría correrme justo ahora con solo ver tu cara, te ves malditamente sexy con esa expresión… —susurra esta vez en mi oído, provocando que un jadeo involuntario se escape de mi garganta aumentando el deseo de tenerlo dentro de mi.
Tanto mi asistente como mi nuevo guardaespaldas me miran en busca de aprobación. Por mi parte solo guardo silencio, conteniendo mis ganas de gritarle unas cuantas verdades. Momentos después ambos salen y un incómodo silencio se apodera del lugar.No lo miro, solo me concentro en un punto inexistente de la pared frente a mi. Estoy frustrada, porque muy extrañamente no estoy enojada con él, lo que hace que esté enojada conmigo misma por no estar enojada con él… Vaya, ahora entiendo a los hombres cuando dicen que somos complicadas e indescifrables. Ni yo misma entiendo porque todo es tan confuso.—Emily… —me llama en un susurro, pero no volteo a verlo, solo sigo en la misma posición que antes —Preciosa, por favor escúchame…
Su declaración me dejó sin aliento. ¿Una década? Por favor, eso es todo una vida, un millón de cosas podrían pasar en un lapso de tiempo tan amplio.Pero a pesar de que es algo imposible sus palabras me conmueven, nos conocemos hace muy poco tiempo y el ya se proyectó diez años a mi lado.Conectó su mirada con la mía y sus ojos solo transmiten calidez. Su suave expresión me transporta, nada a mi alrededor es más relevante que el perfecto rostro del ser que tengo frente a mi. Es increíble las emociones que afloran mi interior con una sola mirada suya.Los acontecimientos del fin de semana contribuyeron aún más a todo esta maraña de emociones pero aun así no había querido prestarle demasiada atención y arruinar lo único bueno que me había pasado en estos meses. Es tan extraño que no lo entiendo, ¿cómo es posible que lo anhele tanto en tan poco tiempo?¿solo yo me siento así? si
—Bien Emily, esto es un gran malentendido. Hace varios años, poco después de que tu abuelo fundara la empresa, Inglaterra pasó por una gran crisis económica que devastó la economía y casi destruyó lo que con gran esfuerzo tu abuelo había levantado, fue entonces cuando me pidió ayuda y como su mejor amigo no podía negar —comenzó hablar y sinceramente no entendí que tenía que ver eso conmigo, al ver mi confusión me extendio un monton de papeles y al leer el título quede más desconcertada; “Contrato” —La crisis tambien me afecto directamente por lo tanto me arriesgaba de sobremanera al ayudarlo, por lo tanto debía asegurar mi futuro y el de mi familia.Al leer el contrato parecía más una venta de propiedad que un acuerdo de mutua
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