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Alessia se levantó y abrió la puerta. En lugar de Dominic, estaba la señora Cate, con una sonrisa en el rostro.

Alessia se sorprendió y, por instinto, miró detrás de la señora Cate.

Al ver su expresión, la señora Cate pareció adivinar sus pensamientos y explicó:

—El señor Carter no subió al piso.

Con eso, le entregó las flores y la caja de langostas que sostenía.

—Señorita, esto me lo envió el señor Carter. Dijo que está ocupado esta noche y que le enviará un mensaje más tarde.

Alessia miró las flores y luego la caja de langostas, sintiendo que algo no encajaba.

Ya fuera que Dominic subiera o no, que estuviera ocupado o que le enviara un mensaje… ¿por qué debía importarle?

Sintiendo como si tuviera en las manos una papa caliente, Alessia le devolvió las flores y las langostas a la señora Cate.

—Señora Cate, puede llevarse estas flores y langostas. No las quiero.

Con eso, cerró la puerta de nuevo.

Dominic quería jugar con su mente, controlar sus emociones, pero ella no caería en su jue
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