—No se preocupe, su hija está bien —dijo la doctora, rascándose la cabeza con incomodidad, sintiéndose culpable por haberse concentrado tanto en la cirugía anterior.
—¿Ah, está bien? Gracias a Dios —Harrison respiró aliviado, con lágrimas asomando en sus ojos.
La tensión en los labios de Dominic se relajó de forma natural, y sus ojos se levantaron como diciendo: “Sabía que no fallaría”.
Pero Gordon estiró el cuello para asomarse al quirófano.
Una cirugía que parecía destinada a dejar a la paciente en estado vegetativo o causarle la muerte había sido revertida por Alessia. ¿Era Alessia realmente tan increíble?
Mientras Gordon pensaba, vio a la doctora sujetando firmemente la mano de Harrison.
—Tío, ¿podría decirme el nombre de esa joven y dónde trabajaba antes? La cirugía que acaba de realizar fue simplemente impresionante, incluso más exquisita que la técnica de nuestro cirujano a cargo.
Harrison, todavía entre lágrimas, de repente fue tomado por sorpresa y se sintió un poco desorient