POV DE ISABELLA
Alexander señala con la fusta la gran X de madera de la pared.
—Ponte las manos por encima de la cabeza.
Lo complazco inmediatamente, con la sensación de que abandono mi cuerpo y me convierto en una observadora ocasional de los acontecimientos que se desarrollan a mi alrededor.
Esto es mucho más que fascinante, mucho más que erótico. Es con mucho lo más excitante y espeluznante que he hecho nunca.
Me estoy poniendo en manos de un hombre hermoso que, según él mismo me ha confesado, solo tiene ojos para mí.
Trato de contener el momentáneo espasmo de miedo. Valentina y Henry saben que estoy aquí. No desconfío de él, pero lo que estamos a punto de hacer es lo más osado que hemos hecho nunca.
Mientras me ata las muñequeras, se sitúa muy cerca. Tengo su pecho pegado a la cara. Su proximidad es deliciosa. Huele a gel corporal y a él, una mezcla embriagadora, y eso me vuelve a traer al presente.
Quiero pasear la nariz y la lengua por ese suave tapizado de vello pectoral.