Los días siguientes se sintieron extraños para Natalia. Se descubrió a sí misma buscando a Fabián con la mirada, sintiendo un estremecimiento cuando sus ojos se cruzaban, cuando estaban en un mismo espacio acompañados o no.
Era como si una enorme burbuja se estuviera inflando a su alrededor, creando una tensión que ella no tenía idea de en qué momento o forma explotaría.
Pero tenía miedo.
Miedo de que la explosión no fuera agradable para ninguno de los dos.
Así que decidió evadir la tensión y centrarse en lo importante.
Sus clases.
Sus hijos.
Había pasado semanas esforzándose duramente.
Natalia acababa de completar la primera etapa de su curso de educación secundaria y pronto se enfrentaría a la posibilidad de una carrera universitaria.
Se sentía bastante feliz y realizada, pues sus notas habían sido excelentes y sabía que se debía a las muchas madrugadas que había pasado estudiando y esforzándose hasta los extremos.
En esos momentos de convicción, Fabián ni Roberto habían interrumpid